En la región noroeste de República Dominicana, en la provincia de Samaná, se encuentra la vivienda más antigua de las Antillas. El lugar data de hace unos 5.500 años, y su descubrimiento está transformando completamente la visión que se tenía de los primeros habitantes de las Antillas. A diferencia de la idea de que eran “bandas menos organizadas de gente nómada”, ahora se está demostrando que eran grupos humanos asentados en sitios concretos.
El arqueólogo dominicano-español, Adolfo López, director de investigaciones del Guahayona Institute, lideró la expedición en colaboración con la Academia de Ciencias de la República Dominicana y la Fundación García Arévalo. Su equipo descubrió un lugar de enterramiento ritual arcaico el año pasado, y hace un mes encontraron la vivienda en otro abrigo cercano.
El hallazgo de esta vivienda permitirá entender cómo era el poblamiento de toda la zona, y la arqueología espacial está siendo la clave para ello. No se trata de hacer una excavación en un sitio y marcharse, sino de trabajar una zona amplia para comprender cómo eran los movimientos de estas personas, dónde cazaban, enterraban, vivían y recolectaban alimentos.
Los humanos que habitaron esta zona habitaban en cabañas de grandes dimensiones, apoyadas por los abrigos, con un nivel de alimentación muy rico. Según el arqueólogo, su dieta era muy variada, y eran grandes pescadores, tanto en arrecifes como en mar abierto, navegando con facilidad en grandes canoas.
Se ha constatado que estos grupos tenían un área donde vivían y otra zona donde enterraban a sus muertos, lo que sugiere que tenían una complejidad social y un nivel cultural muy alto. El profesor Daniel Shelley y el experto sugieren que pertenecían al grupo de los casimiroides, pero aún queda por determinar si ya se dedicaban a la agricultura.
Estos hallazgos son de gran importancia porque se está recuperando el origen de la población que vive actualmente en la región, y se está hablando de los primeros habitantes de las Antillas. López ha comparado el hallazgo con la posible aparición del homo antecessor en Europa. Sin duda, estos descubrimientos están cambiando la forma en que se ve la historia de los primeros habitantes de las Antillas.
