La vicepresidenta dominicana, Raquel Peña, acudió al santuario de Nuestra Señora de las Mercedes para pedir guía en tiempos desafiantes. Mientras respaldó el derecho a la protesta, reafirmó el compromiso del gobierno con el orden constitucional. En paralelo, la Iglesia local expresó su preocupación por asuntos como la reconstrucción de la autopista Duarte.
Por Fabio Hernandez
La fe y la política se entrelazaron este martes en el santuario de Nuestra Señora de las Mercedes, en La Vega, República Dominicana. La vicepresidenta Raquel Peña, en un acto cargado de simbolismo, acudió a la iglesia para solicitar la intercesión de la Virgen en momentos en que el país atraviesa un contexto social complejo.
En sus declaraciones a los periodistas, Peña hizo un llamado a la unidad y al progreso, pidiendo a la patrona de los dominicanos que continúe iluminando el camino del gobierno. Sus palabras, pronunciadas en un ambiente de profunda devoción, contrastan con las tensiones sociales que han marcado las últimas semanas, especialmente tras las protestas de los descendientes de haitianos.
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Al respecto de estas manifestaciones, la vicepresidenta reconoció el derecho de los ciudadanos a expresarse libremente, pero subrayó que el gobierno actuará siempre dentro del marco legal. "Creemos en la democracia y en el diálogo, pero también en el cumplimiento de la ley", afirmó.
Por su parte, la Iglesia, representada por monseñor Carlos Tomás Morel Diplán y el párroco Porfirio Antonio Espinal, aprovechó la ocasión para abordar temas de interés local. Morel Diplán expresó su inquietud por el lento avance en la reconstrucción de la autopista Duarte, una infraestructura vital para la región. Peña, receptiva a esta solicitud, se comprometió a recibir a una comisión para tratar este y otros asuntos relevantes para La Vega.
La suspensión de las fiestas patronales, una decisión que ha generado cierta controversia, también fue abordada por el párroco Espinal, quien aclaró que esta medida escapa a la jurisdicción eclesiástica.
La visita de la vicepresidenta al santuario de Nuestra Señora de las Mercedes ha puesto de manifiesto la profunda conexión entre fe y política en República Dominicana. En un contexto marcado por la polarización y los desafíos económicos, la figura de la Virgen se erige como un símbolo de esperanza y unidad para muchos dominicanos.