Por La Confidente
Bajo la sombra de los rumores y entre susurros que recorren cada esquina de La Vega, La Confidente ha dado con la verdadera razón detrás de la sorpresiva renuncia de Kelvin Cruz a la Alcaldía y su fulminante nombramiento como ministro de Deportes. Porque aquí, mi gente, nada es lo que parece, y en esta trama, el peligro y la política caminan de la mano. El pasado 16 de agosto, cuando Cruz -quien ama a La Vega, se calzó el uniforme ministerial, las opiniones estallaron como fuegos artificiales: ¿fue un paso estratégico o una jugada impuesta? Algunos ven un avance; otros lo acusan de dejar a su gente a la buena de Dios. Pero, como todo en política, lo que se cuenta oficialmente y lo que realmente ocurre pocas veces coinciden.
En los círculos veganos, no son pocos los que sienten la renuncia como un desaire, casi una puñalada, de quien apenas en abril pedía confianza y votos. Sin embargo, cuando La Confidente comenzó a hurgar entre bambalinas, salió a la luz una razón mucho más sombría, una que despierta solidaridad en lugar de reproches. Y es que, más allá del juego político y de la aparente "proyección" que muchos alegan, parece que Kelvin no tenía otra opción.
¿Una estrategia política… o una retirada calculada?
Cuentan que en las alturas del poder todo es estrategia: algunos ven este movimiento como una forma de fortalecer al PRM, de que el presidente Abinader asegure lealtades antes de las primarias y, claro, de que Cruz sume peso en el Ministerio, con un presupuesto más amplio que el de cualquier alcaldía. Pero no se engañen: si bien el flamante ministro ha estado vinculado al deporte por años, esta decisión no fue un antojo ni una ambición desmedida. Así que, ¿por qué? ¿Qué fue lo que realmente lo empujó a dejar La Vega?
La verdad que no querían que supieras
Aquí es donde La Confidente se mete en terreno delicado, en esos secretos que algunos preferirían mantener bien guardados. Una fuente que prefiere no ser nombrada –ya saben cómo es esto– nos confiesa que la renuncia de Cruz fue por un asunto de seguridad. Sí, así como lo oyen. Todo comenzó en julio, cuando el entonces alcalde se atrevió a denunciar el creciente microtráfico y los oscuros negocios que carcomen a La Vega. Una denuncia de esas que levantan polvo y mueven intereses.
"Desde ese momento, Kelvin empezó a percibir amenazas en su entorno vegano," revela la fuente con voz grave. "El hombre ya no se sentía seguro moviéndose por La Vega, donde hasta las piedras sabían su rutina diaria". Imagínense, la tensión de saber que alguien lo observaba, que sus movimientos eran conocidos por quienes no tenían buenas intenciones. Dicen que hasta sus familiares estaban inquietos. Y en un giro de supervivencia, el traslado a Santo Domingo se convirtió en una necesidad.
El Ministerio de Deportes, en la capital, le ofrece no solo un nuevo desafío profesional, sino un perfil de seguridad más discreto, lejos de los ojos vigilantes que seguían sus pasos en La Vega. Quizás para muchos esta sea una "promoción", pero para Cruz, el viaje al Ministerio podría ser, más que un ascenso, una salida hacia la protección y la tranquilidad que en su ciudad ya no encontraba.
Así, lo que para algunos luce como un simple cambio de cargo, se revela en realidad como una historia de valentía y estrategia bajo presión, donde el deseo de protegerse y proteger a los suyos se impone a cualquier ambición política. Porque en La Vega, como bien saben, nadie es dueño de la verdad, pero La Confidente sí se la trae bien clara.