La partida de Hony Estrella del programa "Esto no es radio" sumerge a Ariel Santana en un torbellino de emociones y misterios, dejando en el aire planes y sueños compartidos.
Por Valentina Garcia
En medio de la algarabía del Carnegie Hall, la noticia irrumpió como un aguacero en la selva tropical. Ariel Santana, voz de "Esto no es radio", lamentó la renuncia de Hony Estrella. Más de tres años de risas y complicidad se deshacían como polvo en el viento.
Con un dejo de pesar, Santana describió la salida como una pérdida irremediable. "Más para adelante vive gente, pero hay gente, y está Hony Estrella", musitó entre susurros de tristeza.
El misterio envolvía la partida. Santana, con el corazón en la voz, insinuó que la influencia de amigos y colegas mediáticos había guiado el camino de Estrella hacia la puerta de salida. En su deseo por la paz de su compañera, se dibujaba un horizonte incierto, lleno de proyectos desconocidos.
El plan, la ilusión compartida de hacer un programa espectacular, se desvanecía como una ilusión fugaz. La despedida planeada, con la presencia de Sergio Vargas como broche final, quedaba suspendida en el aire. Santana, desconfiado y herido, ya no confiaba ni en su sombra.
El río de la incertidumbre arrastraba consigo los sueños compartidos, mientras las luces del Carnegie Hall se desvanecían en la oscuridad de la noche.