Apresan joven acusado de robar 16 millones de pesos en Villa Olga, Santiago

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Un joven es arrestado por la Policía Nacional tras un robo de 16 millones en Villa Olga. Los asaltantes amordazaron a una familia y huyeron con joyas.

Por Valentina Garcia

En el tranquilo sector de Villa Olga, Santiago de los Caballeros, donde los días transcurren con la parsimonia de una eterna siesta caribeña, la madrugada del pasado sábado se vio sacudida por un episodio que bien podría haber sido arrancado de las páginas de un realismo mágico teñido de sombras y violencia.

Cuatro figuras encapuchadas, armadas con la frialdad de quienes conocen el destino de sus víctimas, irrumpieron en la residencia de una familia cuya identidad permanece oculta, como un secreto contado en susurros en las esquinas.

Asalto y terror en Villa Olga en la hora de los fantasmas

El reloj marcaba las 3:30 de la madrugada, y la casa, usualmente un refugio de sueños y tranquilidad, se transformó en un escenario de tensión y horror. Los intrusos, con la precisión de quienes habían estudiado sus movimientos, amarraron a los miembros de la familia. Bajo la tenue luz que se colaba por las ventanas, los delincuentes recogieron con calma meticulosa cada prenda de oro y plata, valoradas en 16 millones de pesos, como si fueran los fragmentos de un tesoro perdido. Estas prendas formaban parte de una joyería de la familia afectada por el atraco.

El testimonio de las víctimas, ahora en el departamento de querellas de la Dirección Regional Cibao Central de la Policía Nacional, pinta un cuadro de terror psicológico que aún retumba en las paredes de su hogar. Los intrusos, sin ejercer violencia física para penetrar el inmueble, parecían llevar consigo el conocimiento íntimo de quienes han sido parte de la vida de sus víctimas. Las llaves que utilizaron, una vez símbolo de seguridad, se convirtieron en la llave maestra de su peor pesadilla.

En una vuelta irónica del destino, la policía arrestó a un joven, cuya identidad aún no ha sido revelada, bajo la acusación de haber participado en el audaz atraco. Al ser trasladado, el joven se mantuvo en un mutismo que sólo se rompió para proclamar su inocencia: "No tengo que ver con eso", murmuró, sus palabras resonando con la fragilidad de una verdad a punto de quebrarse.

La joyería, testigo mudo del robo, se había convertido en un botín codiciado que desapareció junto con otros objetos de valor y el DVR de las cámaras de seguridad, llevándose consigo las pruebas visuales del asalto. Los detectives, en su búsqueda de la verdad, encuentran pistas que sugieren que los malhechores podrían ser personas cercanas a la familia.

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