La estrategia, encabezada por la vicepresidenta Raquel Peña, excluye a los sectores empobrecidos en su primera fase y genera cuestionamientos por su enfoque selectivo
Por John Santos
Santiago de los Caballeros, República Dominicana.– El Gobierno dominicano ha puesto en marcha este martes un ambicioso plan piloto de reforma policial en la ciudad de Santiago, orientado a transformar el modelo de patrullaje de la Policía Nacional.
La iniciativa, presentada en un acto encabezado por la vicepresidenta Raquel Peña frente al emblemático Monumento a los Héroes de la Restauración, se enfoca exclusivamente en sectores de clase media, media alta y alta, así como en zonas residenciales de alto poder adquisitivo. En esta primera etapa, los barrios marginados y empobrecidos han quedado fuera del programa, lo que ha provocado críticas por parte de diversos sectores sociales.
El plan incluye el despliegue de 230 agentes, entre patrulleros, supervisores, instructores y personal especializado en violencia intrafamiliar, distribuidos en cuadrantes que abarcan áreas como Reparto Oquet, Los Garages, Caribe Tours, La Zurza, Monumento, Villa María, El Ensueño, La Trinitaria y el centro histórico. En total, se cubrirá una extensión de 5.56 kilómetros cuadrados, beneficiando directamente a unas 33.000 personas.
La vicepresidenta Peña destacó que se trata de “una nueva etapa en la historia de la Policía Nacional”, centrada en la prevención del delito, la profesionalización del servicio y una mayor cercanía con la ciudadanía. Por su parte, la ministra de Interior y Policía, Faride Raful, señaló que el modelo permitirá monitorear y evaluar el desempeño policial en tiempo real, aunque admitió que los cambios estructurales “no ocurren de la noche a la mañana”.
Sin embargo, la exclusión de los sectores más vulnerables ha encendido un debate público. Organizaciones comunitarias y analistas en seguridad ciudadana han cuestionado que la reforma inicie únicamente en zonas privilegiadas, precisamente donde se concentran menores niveles de criminalidad. “Si la intención es reducir la violencia y acercar la Policía a la ciudadanía, ¿por qué dejar fuera a quienes más lo necesitan?”, se preguntaba este martes un dirigente vecinal del sector Cienfuegos, uno de los más populosos y con mayores desafíos de seguridad.
La ubicación del acto de lanzamiento —el Monumento a los Héroes de la Restauración—, símbolo del orgullo cívico e histórico de la ciudad, ha sido interpretada por algunos como una forma de proyectar orden y autoridad desde el centro simbólico del poder local. Pero también ha sido vista como un gesto elitista, distante de los barrios que enfrentan cotidianamente las consecuencias más duras de la inseguridad.
El director de la Policía Nacional, Ramón Antonio Guzmán Peralta, ha asegurado que el plan se irá ampliando de forma gradual a otras zonas del país. Aun así, persiste la preocupación de que la estrategia reproduzca desigualdades históricas si no se incorpora de manera urgente a los sectores marginados.
En una nación marcada por profundas brechas sociales, la lucha por una seguridad ciudadana equitativa no puede construirse únicamente desde los sectores privilegiados. La credibilidad del nuevo modelo dependerá, en buena medida, de su capacidad para responder también a las urgencias de quienes habitan en los márgenes.