Los habitantes de Los Contreras, en Duarte, sobreviven incomunicados por las lluvias del huracán Melissa y claman una solución urgente.
Diario Cibao
En Los Contreras, una comunidad agrícola del municipio de Villa Riva, provincia Duarte, la vida se ha detenido. Tres días después de las lluvias provocadas por el huracán Melissa, los ríos Yuna, Payabo y Caño Azul han dejado atrapadas a unas 700 personas que solo pueden salir a través de una frágil embarcación artesanal.
La pequeña yola, dirigida por Junior, un joven del lugar, se ha convertido en el único vínculo con el resto del mundo. “Cuando llueve, todo se inunda. El agua no tiene salida”, explica, empapado, mientras ayuda a cruzar a una anciana.
Aunque el Centro de Operaciones de Emergencias redujo la alerta a verde, los efectos del ciclón siguen golpeando a la provincia Duarte. Los caminos están anegados, los cultivos bajo el agua y las clases suspendidas.
“Yo tengo una operación a corazón abierto; si me enfermo, no puedo salir”, relata Isabel de Jesús, quien vive con la incertidumbre de quedar sin asistencia médica.
Los pobladores aseguran que cada año repiten la misma historia: pérdidas agrícolas, miedo y abandono. “Solo vienen cuando hay elecciones”, dice Narciso Zarante, mientras observa su terreno inundado. Lucía Suriel, su vecina, se niega a dejar su casa. “Aquí nacimos y queremos quedarnos. Solo pedimos una solución real.”
Los comunitarios exigen al Gobierno dominicano obras de drenaje y canalización que prevengan futuras tragedias y devuelvan la esperanza a un pueblo acostumbrado a sobrevivir entre el agua.
