Osvaldo Virgil, el primer beisbolista dominicano en llegar a las Grandes Ligas, falleció a los 92 años. Su debut en 1956 abrió las puertas a cientos de compatriotas en el mejor béisbol del mundo.
Por John Santos
Falleció en su pueblo natal de Montecristi, Osvaldo Virgil, el pionero que abrió el camino del béisbol dominicano en las Grandes Ligas. A los 92 años, dejó un legado imborrable en el deporte rey de su país.
Virgil hizo historia el 23 de septiembre de 1956 cuando debutó con los Gigantes de Nueva York. Su presencia en las mayores inspiró a generaciones de jóvenes dominicanos, allanando el camino para que más de 900 compatriotas siguieran sus pasos. A lo largo de nueve temporadas, defendió los colores de varios equipos, entre ellos Tigres, Atléticos, Orioles y Piratas.
Aunque sus números como jugador no fueron espectaculares, bateando para .231 de promedio en 324 partidos, su impacto trascendió las estadísticas. Virgil fue un versátil jugador que se desempeñó en diversas posiciones, desde tercera base hasta receptor y los jardines.
Más allá de su carrera como jugador, Virgil también destacó como coach en las Grandes Ligas. Su experiencia y conocimiento del juego lo convirtieron en un referente para jóvenes talentos. Fue bajo su tutela, como instructor de los Padres de San Diego en 1984, que el equipo alcanzó la Serie Mundial.
En la liga invernal dominicana, Virgil dejó una huella imborrable con los Leones del Escogido, equipo con el que conquistó múltiples títulos y reconocimientos individuales. Su pasión por el béisbol y su compromiso con su país lo convirtieron en una figura querida y respetada en el mundo del deporte.
La muerte de Osvaldo Virgil enluta al béisbol dominicano y a todos los amantes del deporte. Su legado vivirá por siempre en los corazones de aquellos que lo conocieron y admiraron.