Un llamado a la conciencia nacional tras la devastación en Santo Domingo
El arzobispo de Santiago de los Caballeros, monseñor Héctor Rafael Rodríguez, ha elevado una voz de profunda reflexión ante la reciente tragedia ocurrida en la discoteca Jet Set, en Santo Domingo, donde más de 230 vidas fueron segadas. En un acto religioso celebrado este miércoles en la Catedral Santiago Apóstol el Mayor, el religioso instó a la nación a no solo lamentar, sino a cuestionarse profundamente como sociedad.
"Son heridas que, además de ponernos a llorar, tienen que hacernos pensar. No podemos limitar estas experiencias al dolor, sino también preguntarnos: ¿qué nos está diciendo Dios a través de estos hechos?", expresó monseñor Rodríguez, destacando la iniciativa conjunta entre la Arquidiócesis y las autoridades civiles y militares para ofrecer una mirada humana y espiritual a la tragedia, más allá del enfoque legal o mediático.
La eucaristía, según el prelado, no buscaba señalar culpables, sino invitar a la fe en medio del dolor. "Mientras algunos buscan sangre y escándalo en redes sociales, nosotros tenemos derecho a ver con otros ojos, a buscar el mensaje de Dios en medio del dolor", afirmó.
Durante la liturgia, monseñor Rodríguez evocó la figura del siervo sufriente del profeta Isaías, recordando la presencia divina en el sufrimiento. También reflexionó sobre la traición de Judas, alertando sobre los peligros de una sociedad que sacrifica valores por ambición. Unió el sufrimiento de la tragedia al de Cristo crucificado, en vísperas de la Semana Santa, llamando a la comunidad a la solidaridad y la oración por las víctimas, sus familias y sobrevivientes.
Al acto religioso asistieron el senador de Santiago, Daniel Rivera; la gobernadora provincial, Rosa Santos; la vicealcaldesa Mariana Moreno (nota: la vicealcaldesa mencionada pertenece a Santiago, no a Santo Domingo, es importante verificar la información para ser precisos); el general de brigada Freddy Rafael Soto Thormann; y el director general de Coraasan, Andrés Cueto. La iglesia, como comunidad solidaria, clama por fortaleza para superar la desesperanza y renovar el compromiso con el valor fundamental de la vida.
