Bajo un cielo melancólico, el doctor Lora Perelló es despedido en Santiago, dejando tras de sí un legado imborrable en la medicina y la política.
Por Valentina Garcia
Santiago, RD
En la quietud melancólica de la mañana, los salones del cementerio Fuente de Luz se vieron envueltos en un aire de solemnidad inquebrantable. El doctor Manuel Jacinto Lora Perelló, una figura señera tanto en la medicina como en la política, fue velado en un acto cargado de dolor y recuerdos. La misa de cuerpo presente, oficiada a las cuatro de la tarde en la capilla del mismo camposanto, resonó con ecos de una vida dedicada al servicio y al bienestar de la comunidad.
Lora Perelló, cuyo corazón había latido al compás de los padecimientos y esperanzas de sus pacientes, falleció el 12 de junio en Houston, Texas. A sus 67 años, su partida fue tan inesperada como cruel. Había sido trasladado a Estados Unidos tras una caída que le provocó un accidente cerebrovascular, después de haber sido ingresado en la clínica Unión Médica de Santiago.
Sus manos, acostumbradas a auscultar y sanar corazones en el Hospital Metropolitano de Santiago (HOMS), ya no llevarían alivio a quienes lo buscaban. Sin embargo, su legado perdura en cada rincón del Servicio Nacional de Salud, donde dirigió la región norte, dejando una estela de compromiso y excelencia.
Durante el velatorio, el expresidente Hipólito Mejía expresó con voz quebrada: «No solamente era mi amigo, sino que también mi sobrino estaba comprometido para casarse el mes que viene con su hija, así que hay lazos tanto políticos como afectivos y familiares; en fin, es una muerte muy lamentable».
El alcalde de Santiago, Ulises Rodríguez, también se hizo presente para honrar la memoria del doctor: «Es un golpe muy duro para nuestro partido y para el sector salud en general. Manuel Lora era una figura importante tanto en la medicina como en la política. Esta pérdida nos ha tomado por sorpresa, ya que estaba en una etapa muy productiva de su carrera profesional y pública».
Mario Lama, director ejecutivo del Servicio Nacional de Salud, manifestó con profunda tristeza: «Es una pérdida muy dolorosa. El doctor Lora era un médico de mucho prestigio y trayectoria, además de director Norcentral del Servicio Nacional de Salud. Estamos aquí para acompañar a sus familiares en este momento difícil».
Así, con la cadencia de una misa que parecía detener el tiempo, Santiago despidió a uno de sus hijos más ilustres, mientras el sol declinaba sobre el memorial Fuente de Luz, iluminando con destellos dorados la memoria de un hombre que vivió para sanar.
