Crisis en el Instituto Oncológico del Cibao: Médicos denuncian la pérdida de su misión social

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Las rencillas internas y despidos en una institución clave de Santiago amenazan la atención de miles de pacientes con cáncer en la región.

SANTIAGO, República Dominicana — La dirección del principal centro de tratamiento contra el cáncer en la región norte de la República Dominicana, el Instituto Oncológico del Cibao, se enfrenta a una severa crisis. Las recientes cancelaciones de tres médicos, seguidas de la renuncia de otros tres, han desatado una ola de acusaciones que apuntan a un manejo autocrático de la institución y una supuesta desviación de su propósito social.

El Colegio Médico Dominicano (CMD), en su seccional de Santiago, ha calificado la situación de alarmante. Rafael Mirabal, presidente de la seccional, acusó directamente a Héctor Lora, presidente del patronato, de haber convertido un espacio vital para los más necesitados en una clínica privada. "El instituto es manejado por una sola persona que no lo dirige con el propósito para el cual fue creado: dar servicio y ayudar a los pacientes con cáncer", afirmó Mirabal.

Los médicos afectados por los despidos, entre ellos el oncólogo Juan Vila Reynoso y Manuel Guzmán, coordinador de la residencia de cirugía oncológica, han exigido una auditoría exhaustiva y la restitución de sus puestos. El Dr. Vila Reynoso, quien ha trabajado en el centro durante años, relató que su cancelación se produjo tras expresar su inconformidad con la gestión actual, la cual, según él, ha socavado la institucionalidad del hospital. "Le dije al director que estaba actuando de manera personal y eso provocó mi cancelación", señaló el especialista.

La crisis ha trascendido las disputas internas. El Dr. Vila Reynoso enfatizó que el ambiente laboral conflictivo ha llevado a otros colegas a renunciar, afectando la calidad de la atención de miles de pacientes de toda la región. Adicionalmente, el especialista denunció irregularidades estatutarias, como la falta de elecciones en el patronato desde 2016, a pesar de que los estatutos requieren que se realicen cada dos años.

Las acusaciones y la inestabilidad en la dirección han generado un profundo malestar en la comunidad médica, que teme por el futuro de un centro considerado patrimonio de Santiago y una tabla de salvación para los enfermos de cáncer en el norte del país. La comunidad afectada espera que la situación se resuelva y que la institución recupere su vocación de servicio público.

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