Tras su renuncia al Plan Estratégico de Santiago, el autor reflexiona sobre la trayectoria ejemplar de un empresario que ha sabido construir desde cero con ética, innovación y compromiso con su ciudad.
Por Reynaldo Peguero
Entregada mi carta de renuncia al Plan Estratégico de Santiago (PES), la primera llamada que recibí fue de Manuel Estrella, aliado de larga data. Está casado con Loly Tavares, la más hermosa de las hijas de Gema y Gilberto Tavares, joya de la corona de una familia muy admirada en el Colegio La Salle.
Recordamos que al abogado Juan Carlos Ortiz y a quien suscribe, expresidente y exsecretario de los egresados de la PUCMM, respectivamente, nos correspondió, desde el Consejo de Desarrollo de Santiago (CDES), fortalecer y ampliar esta institución. Logramos duplicar la matrícula de socios comunitarios, bajo el aliento fraterno de monseñor Agripino Núñez Collado, Juan José Batlle y Miky Lama.
Como compartíamos una similar formación académica —egresados eméritos y vitalicios—, solicitamos a Manuel Estrella que donara al nuevo grupo de graduados la membresía del Plan Estratégico (PES), a través de la primera institución de egresados que él mismo creó con visión pionera: el Consejo de Egresados de la Maestría en Administración de Empresas. Su respuesta fue inmediata.
En ese gesto reafirmé la nobleza de espíritu de quien, partiendo desde cero, ha logrado situarse entre los empresarios más exitosos de América. A diferencia de muchos que heredaron fortunas solo para dilapidarlas en los excesos de los siete pecados capitales, Manuel Estrella ha sabido crecer durante más de cuarenta años con ética empresarial, innovación y sostenibilidad.
En 1985, mientras él fundaba su empresa, yo realizaba un periplo mundial para evaluar las potencialidades de cambio en la República Dominicana. Mientras el joven ingeniero gestionaba sus primeros pasos empresariales, yo recibía en mi casa de Centroamérica —por mandato oficial— a la crema y nata del pensamiento progresista de Occidente: Rigoberta Menchú, Clement Rohee, Rubén Berríos, Gioconda Belli, Peña Gómez, Gerald Pierre-Charles y Juan Bosch.
Basado en su inteligencia y visión, Manuel Estrella logró que sus empresas se convirtieran en líderes del sector construcción. Fundó Cemento PANAM, creó North West Industries —productora de acero— y, junto a Félix García, estructuró Multimedios El Caribe. Sus logros representan una auténtica “Marca Santiago”, digna de ser incluida como símbolo de identidad dentro del proyecto City Marketing, que más que un logotipo, constituye una estrategia integral de atracción de inversiones.
Hoy, Manuel Estrella propone que los fondos que el Ministerio de Turismo destinaría al Clúster Turístico sean empleados con fines operativos. Por mi parte, llamo a superar los retrasos similares que afectan al centro histórico de Santiago. Que no se juegue con la palabra empeñada del presidente, cuya visionaria voluntad política aún no ha sido reconocida como merece.
