Reproducciones maestras del Prado ocupan calles de Santiago, uniendo historia, arte y comunidad en un recorrido cultural sin precedentes local.
Santiago de los Caballeros, República Dominicana — En el corazón histórico de esta ciudad norteña, donde el bullicio cotidiano suele dominar la escena urbana, anoche ocurrió un giro inesperado: la calle Benito Monción se convirtió en un corredor artístico que conecta el pasado con el presente. Bajo el cielo tibio de diciembre, la exposición “El Prado en las calles” abrió sus puertas —o, más precisamente, sus espacios abiertos— con 61 reproducciones de obras maestras del Museo Nacional del Prado de España.
El recorrido, que se extiende por más de 500 metros hasta la Catedral de Santiago, ofrece una experiencia museística al aire libre que estará disponible durante todo el mes. La iniciativa surge de una alianza entre el Centro León, la Fundación Eduardo León Jimenes, la Fundación Amigos del Museo del Prado y el propio museo español, configurando un puente cultural que trasciende océanos.
La propuesta presenta reproducciones fotográficas a escala de una selección de lienzos que abarcan desde el siglo XII hasta los albores del siglo XX. El visitante que avance por la ruta se encontrará con una narrativa visual que despliega la evolución de la pintura occidental: de España a Italia, de Flandes a Francia, de Alemania a Holanda. Cada lámina dialoga con la arquitectura circundante, creando una tensión estimulante entre la estética histórica y la vitalidad urbana.
El acto inaugural estuvo encabezado por María Amalia León, presidenta de la Fundación Eduardo León Jimenes y del Centro León, quien destacó el valor democratizador del proyecto. “Esta exposición abre una ventana al mundo y permite que la ciudadanía, especialmente niños y jóvenes, se encuentren cara a cara con imágenes que han modelado la sensibilidad occidental durante siglos”, expresó. Recordó además que esta muestra regresa al país quince años después de su primera edición, reforzando los vínculos históricos entre República Dominicana y España.
El alcalde de Santiago, Ulises Rodríguez, celebró el hecho de que la ciudad haya sido seleccionada como sede inicial del proyecto. Para él, la llegada de “El Prado en las calles” coincide con un momento crucial de transformación cultural y urbana. “No es solo una exposición; es un testimonio de la ciudad que estamos construyendo”, afirmó. En su discurso, destacó el interés municipal en convertir la cultura en un eje de desarrollo que revitalice los espacios públicos y promueva la educación estética.
El Ayuntamiento ha impulsado diversas iniciativas con esa visión, incluyendo la reciente intervención de la calle Del Sol para convertirla en un corredor cultural con rescate de fachadas y paisajes arquitectónicos históricos.
La curaduría de la exposición estuvo a cargo de Sara Hermann, quien explicó que el proceso de selección y emplazamiento de las obras respondió a un diálogo entre arte, espacio y comunidad. Según relató, muchos vecinos inicialmente mostraron reservas, pero terminaron abrazando la iniciativa al ver cómo las piezas transformaban su entorno y generaban conversación entre residentes y visitantes.
“El Prado en las calles” forma parte del proyecto El Prado en nosotros, una ambiciosa iniciativa que se extenderá hasta septiembre de 2026 e incluirá una gira por Santiago de los Caballeros, Santo Domingo, Punta Cana y Baní. Durante este período se activarán además otros proyectos itinerantes y acciones artísticas desarrolladas con instituciones socias.
A la inauguración también acudieron representantes de entidades aliadas como Haydée de Rainieri, del Centro Cultural Rainieri; Laura Pärtal, del Banco Popular Dominicano; Carmencita Cordero, del Centro Cultural Taíno; Miriam Arredondo, del Centro Cultural de España; Ricardo González, de la Embajada de España; así como Julia Castillo y Margarita Pereira, entre otros invitados especiales.
Mientras avanzaba la noche, las reproducciones iluminadas convertían el centro histórico en un punto de encuentro inesperado entre los grandes maestros del arte europeo y los transeúntes dominicanos. En Santiago, por ahora, el museo salió a caminar.
