Diario Cibao
San Francisco de Macorís, República Dominicana. — La Ciudad del Jaya amaneció hoy sumida en profunda tristeza tras conocerse la noticia del fallecimiento del maestro Henry Rafael Hierro Fernández, figura emblemática del merengue dominicano, a los 75 años de edad. Su partida representa no solo la pérdida de un músico excepcional, sino también la despedida de uno de los hijos más ilustres de la ciudad.
Según informó la familia Hierro Fernández, el deceso del artista ocurrió a las 7:35 de la mañana de este lunes 3 de noviembre, en un centro de salud de Santo Domingo.
Para los francomacorisanos, Henry Hierro fue mucho más que un reconocido productor y arreglista de artistas como Rubby Pérez y Los Hermanos Rosario. Era el “Orgullo Francomacorisano”, título que recibió con emoción y que honró a lo largo de su carrera con una dedicación ejemplar al arte y la cultura dominicana.
Su legado musical alcanzó su máxima expresión con la orquesta La Gran Manzana, agrupación que fundó y dirigió con una visión innovadora. Durante los años 80, el grupo marcó una época con éxitos inolvidables como Mentirosa, Rosa Blanca y La Banda, temas que fusionaron la elegancia del merengue tradicional con un estilo moderno y contagioso.
Gracias a esta propuesta, Hierro llevó el merengue dominicano desde Nueva York al mundo, convirtiéndose en embajador del ritmo más alegre del Caribe.
“Henry Hierro era un rockero que se enamoró del merengue”, solían decir sus allegados, resaltando su espíritu creativo y su capacidad para reinventar el género. Su regreso a San Francisco de Macorís en los últimos años fue una muestra de amor a su tierra natal, donde siempre encontró inspiración y reconocimiento.
En su comunidad, Henry Hierro es recordado no solo como pianista y arreglista, sino también como mentor y guía de nuevas generaciones de músicos. Su humildad, disciplina y pasión por la excelencia dejaron una huella imborrable en quienes tuvieron el privilegio de aprender de él.
Incluso en sus últimos años, Hierro mantuvo un compromiso inquebrantable con la música, lanzando producciones como su innovador álbum Bacharengue, que fusionaba bachata y merengue con un estilo propio.
Hoy, la Ciudad del Jaya llora la partida de uno de sus grandes maestros. No solo se ha apagado el sonido de un piano virtuoso, sino también la voz de un artista que enriqueció profundamente la identidad cultural dominicana.
Mientras la familia Hierro Fernández prepara los detalles de las honras fúnebres, el pueblo francomacorisano se une en un solo sentimiento de gratitud y admiración.
Su hermano, el también artista Willy Hierro, agradeció las múltiples muestras de cariño y expresó que próximamente se informarán los actos fúnebres, una vez el cuerpo sea trasladado a su ciudad natal.
El nombre de Henry Hierro quedará grabado en la historia del merengue dominicano como sinónimo de talento, innovación y orgullo nacional. Su música seguirá sonando en cada rincón de la República Dominicana y más allá de sus fronteras, recordándonos que los grandes artistas nunca mueren: viven en cada nota, en cada ritmo y en cada corazón que late al compás del merengue.
