Vecinos reclaman alumbrado, seguridad, limpieza y orden vial mientras el Gobierno promete millonarias inversiones en la “Novia del Atlántico”
Por John Santos
PUERTO PLATA, República Dominicana. — Bajo la penumbra de un malecón que alguna vez fue símbolo de orgullo local, los residentes de esta ciudad turística denuncian el abandono de sus espacios públicos y exigen respuestas urgentes del Gobierno.
La falta de iluminación, el deterioro de bancos, astas de bandera y murales urbanos, junto con el abandono de áreas recreativas y playas, han convertido la postal costera en motivo de frustración.
“El turista lo que quiere ver es algo resplandeciente y debemos dar la mejor cara. La iluminación es caótica, a diario vivimos al grito”, expresó Julio César Alcalde, un reconocido comunitario. “Queremos innovación, jardines lindos, que arreglen el parque central”.
La congestión vehicular, en aumento debido al crecimiento turístico, figura entre las principales quejas. Los munícipes plantean la construcción de elevados como medida para enfrentar el caos vial que sofoca la movilidad urbana.
La inseguridad también pesa en la lista de preocupaciones. Los residentes señalan que, tras las 8:00 de la noche, la ciudad se sumerge en la oscuridad, generando temor entre transeúntes y turistas. Reclaman un patrullaje más intenso de la Policía de Turismo (Politur) para garantizar protección.
Otros pedidos se suman: limpieza constante de las playas para evitar la acumulación de sargazo, construcción de acueductos en comunidades sin acceso a agua potable y mayor agilidad en las remodelaciones del anfiteatro y el parque La Puntilla, cuyo presupuesto inicial de RD$10 millones ha aumentado con nuevos aportes hasta superar los RD$16 millones.
El Gobierno ha anunciado un plan de rescate de espacios públicos que contempla mejoras en infraestructura, alumbrado, paisajismo, accesibilidad y seguridad. Sin embargo, los habitantes de Puerto Plata observan con cautela, recordando que las promesas pasadas no siempre se han traducido en resultados.
En medio de la incertidumbre, la esperanza se sostiene en la posibilidad de que las inversiones anunciadas sean administradas con transparencia y devuelvan a la “Novia del Atlántico” el esplendor que alguna vez la convirtió en una joya del Caribe.





