Nueva sede del Ministerio Público se convierte en bastión judicial contra trata, proxenetismo y microtráfico en zona costera de Puerto Plata.
Por John Santos
Sosúa, República Dominicana — “Construyamos el futuro que Sosúa merece”, pidió con vehemencia la procuradora general de la República, Yeni Berenice Reynoso, al inaugurar el sábado pasado una nueva Fiscalía Especial en este municipio turístico del norte dominicano. La instalación forma parte de la segunda fase de la llamada Operación Atlántico, una ofensiva estatal sin precedentes contra el proxenetismo, la trata de personas, el microtráfico y la explotación sexual.
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Durante el acto inaugural, Reynoso no escatimó en advertencias: “A los criminales les decimos: sabemos todo. Sosúa no volverá a ser lo que fue antes de la Operación Atlántico”.
La nueva sede judicial, ubicada en la plaza Linda Marina de la calle Pedro Clisante, estará coordinada por la fiscal Hilda Patricia Lagombra Polanco, quien anteriormente lideró el Modelo de Gestión Penitenciaria a nivel nacional.
Acompañada por altos funcionarios del Gobierno y del sistema de justicia, entre ellos la ministra de Interior y Policía, Faride Raful, y el presidente de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD), José Cabrera Ulloa, Reynoso delineó una visión clara: convertir a Sosúa en un modelo de turismo sin delitos.
“Sosúa tiene todo para ser un polo turístico de excelencia”, reiteró, mientras agradecía el apoyo de las fuerzas de seguridad y del Ministerio de Turismo en este esfuerzo multisectorial.
La fiscal general reconoció también el trabajo articulado de instituciones como la Procuraduría Especializada contra la Trata de Personas, la Dirección Nacional de Niños, Niñas y Adolescentes (Dinnaf), y la Unidad de Derechos Humanos del Ministerio Público.
Con un enfoque de inteligencia encubierta y despliegue mixto de patrullas, la Operación Atlántico se gestó durante más de cuatro meses de investigaciones sigilosas. Hoy, afirma Reynoso, comienza una nueva etapa: la transformación estructural de un municipio históricamente marcado por el turismo sexual y la impunidad.
“Los criminales no van a tener paz —afirmó con tono firme—, porque la paz de ellos suele ser la inseguridad de la sociedad. Y eso no lo vamos a permitir”.
