La candidiasis bucal, una infección silenciosa con riesgos severos si no se trata a tiempo

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Este hongo afecta a bebés, adultos mayores y pacientes inmunodeprimidos, con síntomas leves pero potencial de causar infecciones graves en el cuerpo.


La candidiasis bucal: una afección común que puede volverse peligrosa en cuerpos vulnerables

Pocas personas imaginan que una pequeña mancha blanca en la lengua pueda desencadenar complicaciones en el corazón, los ojos o incluso el cerebro. Pero así de silenciosa y potencialmente grave puede ser la candidiasis bucal, una infección provocada por el crecimiento excesivo de un hongo normalmente inofensivo: Candida albicans.

En condiciones normales, la cándida convive con otros microorganismos en la boca, sin causar molestias. Sin embargo, cuando el equilibrio se rompe —ya sea por un sistema inmunológico debilitado, el uso de antibióticos, esteroides, o una mala higiene oral— esta levadura prolifera y provoca lesiones blanquecinas, dolor al tragar y molestias generalizadas.

Más allá de una afección superficial

La candidiasis oral suele manifestarse con placas blanquecinas, de textura aterciopelada, en la lengua, encías o el paladar. A veces sangran al cepillarse. Aunque su aspecto puede parecer inofensivo, los expertos advierten que no siempre lo es. Si la infección se extiende al esófago, se convierte en un cuadro más complejo, que puede requerir pruebas como una endoscopia o un cultivo de garganta para su diagnóstico.

"En la mayoría de los casos, se trata de una infección leve, pero en personas con VIH, en tratamiento con quimioterapia o con diabetes mal controlada, puede tener consecuencias graves", explica un médico internista del Hospital Universitario La Paz.

Los recién nacidos también son especialmente propensos. Su sistema inmunitario aún inmaduro facilita que la cándida se multiplique con rapidez, aunque afortunadamente responde bien al tratamiento.

Un tratamiento efectivo, pero no infalible

El abordaje de la candidiasis bucal depende de la gravedad del caso. En los cuadros leves, se puede recurrir al consumo de yogur natural o cápsulas de acidófilos para reequilibrar la flora bucal. Cuando los síntomas se intensifican, se requieren medicamentos antimicóticos, como la nistatina en enjuague, o tratamientos orales como fluconazol.

"Es fundamental actuar a tiempo. Si la infección no se trata adecuadamente, la cándida puede llegar a órganos vitales como el corazón, las articulaciones o incluso el sistema nervioso central", apunta una especialista en enfermedades infecciosas.

La prevención, clave en pacientes crónicos

Los médicos insisten en que prevenir es más sencillo que tratar. Mantener una higiene oral adecuada, controlar los niveles de azúcar en sangre en pacientes diabéticos, y evitar el uso indiscriminado de antibióticos son pilares fundamentales.

Las personas con dentaduras postizas mal ajustadas también deben tener precaución, ya que estas pueden convertirse en focos ideales para el desarrollo del hongo. En algunos casos de recurrencias frecuentes, los médicos recetan tratamientos antifúngicos de forma preventiva.

La candidiasis bucal no es una amenaza para todos, pero sí un llamado de atención sobre cómo los desequilibrios internos pueden volverse visibles en la boca. Observar estos signos, y no subestimarlos, puede marcar la diferencia entre un tratamiento sencillo y una complicación seria.

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