Exalcaldesa de Arcahaie fue arrestada con gran suma de dinero, en operativo conjunto que despierta interrogantes sobre cooperación judicial haitiano-dominicana.
Por John Santos
PUERTO PLATA, República Dominicana — La tarde caía sobre la costa norte dominicana cuando el vuelo procedente de Canadá aterrizó en el Aeropuerto Internacional Gregorio Luperón. Entre el flujo de pasajeros que emergía por la puerta de llegada, una mujer de porte firme y mirada calculada parecía avanzar sin prisa. Era Rosemila Petit-Frère, exalcaldesa de Arcahaie, figura conocida en la política haitiana y propietaria de la emisora Télé Monopole.
Minutos después, su nombre resonaría en los pasillos de seguridad. Agentes de inteligencia dominicanos la interceptaron, hallando en su equipaje una cuantiosa suma de dinero cuyo origen, hasta ahora, permanece en la penumbra. Lo que para muchos fue un operativo discreto se convirtió rápidamente en un episodio que cruzó fronteras y titulares.
Testigos relatan que la exfuncionaria fue conducida a una sala reservada, mientras su teléfono quedaba bajo custodia y los murmullos se multiplicaban entre los pasajeros. Horas después, partía bajo fuerte resguardo hacia Santo Domingo, iniciando un proceso de interrogatorios que, según fuentes haitianas, se conecta con causas judiciales abiertas en su país.
En Haití, su detención cayó como un rayo en una escena política ya marcada por la desconfianza y la fragmentación. Los indicios de una colaboración directa entre la Policía Nacional haitiana y las autoridades dominicanas despiertan interrogantes sobre los límites y alcances de esa cooperación, pocas veces visible y casi siempre envuelta en sospechas.
En los barrios fronterizos, la noticia viajó más rápido que cualquier comunicado oficial. Algunos la celebraron como un triunfo contra la corrupción; otros, como un gesto calculado en medio de rivalidades históricas.
Mientras tanto, en Puerto Plata, la brisa salada del Atlántico apenas disimula el peso de una historia que amenaza con expandirse más allá de los tribunales, tocando fibras profundas de política, poder y soberanía.
