El cometa interestelar 3I/ATLAS invierte su extraña cola

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El cometa 3I/ATLAS exhibió una notable transformación: de una extensión de polvo hacia el Sol (Oeste) a una cola convencional hacia el Este debido a la presión de radiación solar.

Diario Cibao

El tercer visitante interestelar jamás detectado en nuestro sistema solar, el cometa 3I/ATLAS, sigue sorprendiendo a los astrónomos con su comportamiento inusual y características cambiantes que podría ofrecer pistas sobre los materiales primitivos del espacio interestelar.

Descubierto el 1 de julio de 2025 por el Sistema de Alerta de Impactos Terrestres de Asteroides (ATLAS), este objeto es el tercero de su tipo tras 1I/’Oumuamua y 2I/Borisov, pero destaca por ser el más grande hasta la fecha, con un diámetro estimado de entre 5 y 11 kilómetros, según indican los datos publicados por Live Science.

Desde su descubrimiento, la comunidad astronómica ha seguido su trayectoria con una mezcla de entusiasmo y cautela. Telescopios de todo el mundo han capturado imágenes detalladas del fenómeno. 

La misteriosa anticola del cometa interestelar

Entre las muchas curiosidades que presenta el cometa, destaca una en particular: la aparición de una anticola, una especie de "cola al revés" que parece apuntar hacia el Sol, desafiando lo que normalmente se espera de un cometa.

En condiciones típicas, según Live Science, la cola de un cometa se forma cuando se calienta por el Sol: los gases y polvos se desprenden de su superficie y son empujados por el viento solar en dirección opuesta a la estrella. 

Pero 3I/ATLAS mostró en julio y agosto una estructura elongada que apuntaba hacia el Sol, lo cual no encaja con este patrón. 

Aunque este fenómeno puede ser una ilusión óptica, como explica la Agencia Espacial Europea (ESA) en su página web, en este caso, la orientación parece ser real, según explican Avi Loeb y Eric Keto en un artículo preliminar de septiembre, señalando que esta "anticola verdadera" no estaría causada por la perspectiva desde la Tierra.

Sin embargo, no todos están de acuerdo en que este fenómeno sea inédito. Por ejemplo, según recoge IFL Science, el astrónomo Jason Wright recuerda que ya se han observado anticolas similares desde al menos 1974, como en el caso del cometa Kohoutek. 

Y hay razones físicas para que ocurra: los fragmentos más grandes expulsados del núcleo no responden de inmediato al viento solar, sino que se extienden a lo largo de la órbita del cometa, tanto delante como detrás.

Sea rara o no, la anticola de 3I/ATLAS experimentó una transformación notable en septiembre, según revelan nuevas imágenes. 

Este fenómeno, documentado en un reciente estudio preliminar de los astrónomos David Jewitt y Jane Luu, aún no revisado por pares, muestra cómo el objeto evolucionó: pasó de exhibir una cola orientada hacia el Sol a desarrollar una cola más convencional, proyectándose en dirección opuesta a nuestra estrella.

Este cambio es clave para entender la composición y evolución del objeto. Según los datos espectroscópicos del telescopio espacial James Webb, el dióxido de carbono parece ser el principal motor de la actividad cometaria, provocando chorros de gas y polvo que, dependiendo de su tamaño y velocidad de expulsión, tardan más o menos en formar una cola visible.

En este contexto, la observación del 2 de agosto desde el Telescopio Gemelo del Teide refuerza el carácter natural del objeto: un gran chorro de polvo y gas –visible como una ruptura en "forma de abanico"– apunta hacia el Sol. 

Tal como explicó el astrofísico Miquel Serra-Ricart a Live Science, esto es "lo habitual": los chorros suelen mirar al Sol y la cola, en sentido contrario. El mismo fenómeno se ha observado antes, como en el cometa NEOWISE en 2020.

Pérdida de masa y aproximación al perihelio

A medida que 3I/ATLAS se aproxima a su perihelio (el punto más cercano al Sol, el 29 de octubre), los científicos se preparan para analizar su evolución. 

Entre julio y octubre, el cometa habría perdido cerca de 2 millones de toneladas de masa, lo que representa solo una fracción diminuta —0,00005 %— de su masa total, estimada en más de 33.000 millones de toneladas, según cálculos de Loeb y colaboradores.

Por supuesto, tratándose de Avi Loeb, no puede faltar una pizca de especulación extraterrestre. El astrofísico, conocido por sus teorías poco ortodoxas, plantea que, si la anticoloca fuese en realidad un tipo de empuje, el cambio a una cola tradicional podría ser una tecnosignatura, es decir, evidencia de maniobras controladas por una nave. 

Su colega Adam Hibberd incluso sugirió que esto podría indicar que el objeto intenta entrar en una órbita heliocéntrica entre Marte y Júpiter.

Sin embargo, como ya ocurrió con ‘Oumuamua, la gran mayoría de los astrónomos insisten en que 3I/ATLAS es un cometa natural. Las observaciones disponibles, incluyendo las realizadas desde Marte por la cámara HiRISE el 2 de octubre (aún no publicadas), podrán esclarecer aún más su naturaleza cuando se publiquen.

Cuando el cometa vuelva a aparecer en el cielo en noviembre y se acerque a la Tierra en diciembre, los telescopios volverán a apuntar hacia él. Entonces, nuevas observaciones podrían proporcionar datos adicionales y abrir otro capítulo en la historia de este enigmático visitante del espacio profundo.

Editado por Felipe Espinosa Wang con información de Live Science, IFL Science y la ESA.

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