Sergio Leone y el Espagueti Western: un giro transformador en el cine americano

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Sergio Leone

La influencia de Sergio Leone y el spaghetti western en la evolución del cine, desde la tecnificación hasta la desafiante calidad artística y la importancia del doblaje.

Aunque se ha prestado escasa atención a los acontecimientos económicos que propiciaron la emigración del cine de vaqueros, se especula que el auge del cine bélico saturó de personal todos los aspectos de la realización cinematográfica. Desde la decoración más simple hasta el uso de fotografías ampliadas para simular escenarios naturales, todo se desenvolvía en las locaciones cerradas de Hollywood.

Carlos Ricardo Fondeur Moronta. El autor es periodista, ensayista literario, crítico de cine, articulista, residente en Santiago de los Caballeros, República Dominicana.

El cine mudo ya había cedido terreno ante el implacable avance de la tecnificación, desde el nickelodeon hasta la incorporación de banda sonora, lámparas de iluminación electrónicas y mejoras en la calidad de sonido e imagen. Estados Unidos estaba saturado de eventos cinematográficos, y era imperativo hallar métodos para reducir costos de producción sin menoscabar la calidad artística y temática.

Sergio Leone, director, actor, guionista e inversionista destacado en el cine italiano desde los años sesenta hasta su fallecimiento en 1989, fue uno de los principales exponentes del spaghetti western. Influyó en obras como "El Revólver Maldito", dejando su huella en la iluminación, la música vinculada a la escenografía y la realización escénica.

Como crítico de cine, evito profundizar en el perfil escénico de los actores, aunque es innegable que las actuaciones magistrales e históricas de Clint Eastwood establecen un estándar profesional que supera a la mayoría de las producciones del Oeste Americano. La denominación "espaguetis" proviene del aprecio italiano por el plato diario cocinado en familia.

El análisis crítico de los westerns italianos revela una apreciación más completa del auge cinematográfico, gracias a la utilización avanzada de recursos electrónicos de la época. Destaca el doblaje de voz casi perfecto en distintos idiomas, con la participación destacada de profesionales venezolanos en español latino.

Desde la transición a la era digital, la perfección en sonido, sincronización fónica y ambientación escénica ha prevalecido, junto con actuaciones dramáticas de alta calidad. Hollywood quedó en el pasado, y las producciones desde 1990 evidencian desincronización de voz, ambigüedad escénica y guiones pasivos, indicando un tránsito de una era a otra.

No soy partidario de copiar y pegar; mis opiniones se basan en experiencia y conocimientos. Este mensaje se vincula estrechamente con mis publicaciones en el periódico "El Día" en los ochentas y la sección "Qué Pasa?" del periódico "El Nacional" de la República Dominicana. No refleja la forma de pensar de otros críticos de cine.

Creo firmemente que el cine estadounidense, en gran medida, yace en estado de coma. Las películas actuales, basadas en imitaciones de actuaciones y técnicas de los sesentas, emplean a menudo personal no calificado como actores y directores. La mecanización de gestos y la falta de empatía con el entorno minan la actuación profesional, exacerbadas por música inadecuada y sonidos mal integrados.

Incluso el doblaje al español ha perdido calidad, alejándose de la excelencia de las grandes producciones que contaban con una empresa venezolana destacada en los años 60s y 70s. En ese tiempo, un contrato vinculaba una voz a un actor, como Clint Eastwood, Henry Fonda, Terence Hill, Jack Palance, Lee Van Cleef y Claudia Cardinale, todos compartiendo una misma voz en sus películas dobladas al español.

Nos vemos en una segunda entrega sobre el tema.

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