La beneficencia promueve la solidaridad, el diálogo y el alivio en crisis humanitarias. Instituciones y filántropos contribuyen al bienestar y los derechos humanos, como reconoce la ONU cada 5 de septiembre.
Por Rafael Baldayac
La beneficencia es la virtud de hacer el bien. El término proviene del latín beneficentia. Quien practica la beneficencia se denomina benefactor. El vocablo, de origen griego, significa "amor a la humanidad" y suele estar asociado a la filantropía.
El filántropo adopta una actitud constructiva y busca ayudar al prójimo sin esperar nada a cambio. Además, existe la beneficencia institucional, un concepto que hace referencia a las organizaciones y servicios con fines benéficos. Estos esfuerzos solidarios pueden ser llevados a cabo por fundaciones o grupos organizados dentro de entidades caritativas, como clubes rotarios, de leones o empresas, tanto públicas como privadas, que destinan un presupuesto especial para asistir a los necesitados.
Esto significa que es posible canalizar las donaciones a través de una ONG dedicada a brindar ayuda desinteresada a quienes más lo requieren. De esta forma, la solidaridad se organiza y distribuye a través de una entidad benéfica.
Gracias a su mayor infraestructura y recursos, las instituciones de beneficencia pueden alcanzar a más personas y lugares. Por otro lado, quienes practican la beneficencia de manera individual enfrentan diversas dificultades para expandir su impacto.
La beneficencia contribuye a promover el diálogo, la solidaridad y la comprensión mutua entre las personas. También puede aliviar los efectos más devastadores de las crisis humanitarias y complementar los servicios públicos de salud, educación, vivienda y protección infantil.
Asimismo, fomenta la cultura, la ciencia, el deporte y la preservación del patrimonio cultural y natural. Ayuda a concienciar sobre los derechos de los marginados y desfavorecidos, y mantiene viva nuestra humanidad en situaciones de conflicto.
En reconocimiento del papel de la caridad para mitigar el sufrimiento humano, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 5 de septiembre como el Día Internacional de la Beneficencia. Esta fecha conmemora el aniversario del fallecimiento de la Madre Teresa de Calcuta, quien recibió el Premio Nobel de la Paz en 1979 por su lucha contra la pobreza y el sufrimiento.
De esta manera, se honra a la Madre Teresa de Calcuta, una de las más grandes misioneras de la historia. En vida, llevó ayuda y consuelo a los más necesitados, fundando la congregación de las Misioneras de la Caridad, que no solo realizaban obras benéficas para los pobres, niños y enfermos, sino que también recolectaron fondos para la construcción de hospicios y residencias para los desamparados.
La Madre Teresa falleció el 5 de septiembre de 1997, fecha que la ONU eligió para conmemorar el Día Internacional de la Beneficencia.
¿Qué se busca promover con este día? En la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, aprobada en septiembre de 2015, las Naciones Unidas reconocen que la erradicación de la pobreza, en todas sus formas y dimensiones, incluida la pobreza extrema, es el mayor desafío global.
Finalmente, el Deuteronomio 15:7-8 nos recuerda: "Cuando en alguna de las ciudades que el Señor tu Dios te da haya algún pobre entre ustedes, no endurezcas tu corazón ni cierres tu mano. Antes bien, tiéndele la mano y préstale generosamente lo que necesite."
