Por unos tributos con atributos: Hacia una sociedad equitativa y sostenible a través de la disciplina fiscal

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Un sistema tributario justo, transparente y eficaz es clave para un desarrollo equitativo. Es esencial recuperar la confianza ciudadana mediante la mejora tangible de servicios públicos.

Por José Rafael Vargas

La eficiencia y la equidad del sistema tributario son pilares fundamentales para el desarrollo de cualquier sociedad. En un contexto donde los recursos son limitados y las necesidades abundan, la posibilidad de una nueva reforma fiscal despierta expectativas.

No solo se espera que los nuevos tributos financien al Estado, sino que también se conviertan en herramientas que promuevan la justicia social y el bienestar colectivo. Sin embargo, la falta de retroalimentación efectiva sobre el uso de los impuestos recaudados sigue generando desconfianza en la población, especialmente en aquellos sectores más vulnerables y propensos a la informalidad.

La tentación hacia la informalidad

Para muchos pequeños y microempresarios, la carga fiscal se percibe como un callejón sin salida: impuestos que deben pagarse sin la certeza de que sus contribuciones se traduzcan en mejoras tangibles para su calidad de vida o la de sus comunidades. Estos actores económicos, lamentablemente, se ven tentados a operar fuera del marco legal, alimentando un círculo vicioso que perjudica tanto al Estado como a la sociedad. Para fomentar la formalización, es esencial crear un ambiente de confianza, abordar problemas como la desprotección laboral, la evasión fiscal y promover el empleo digno.

La importancia de la retroalimentación fiscal

Para romper con la desconfianza y la informalidad, es crucial que el sistema tributario incorpore mecanismos efectivos de retroalimentación. Los contribuyentes necesitan esperanza; anhelan ver el impacto directo de sus impuestos: mejores servicios de salud, educación de calidad, infraestructuras seguras y eficientes. Aunque tomará tiempo, es posible restablecer la confianza en el sistema, incentivando a más personas a participar activamente en la economía formal y, así, ampliar la base tributaria.

El tamaño del Estado: no es la cantidad, es la calidad

El debate sobre el tamaño del Estado a menudo se polariza entre quienes abogan por una mayor intervención gubernamental y quienes promueven la reducción del aparato estatal. No obstante, el verdadero desafío no radica en definir si el Estado debe ser grande o pequeño, sino en asegurar que su intervención sea la adecuada para el progreso y bienestar de la sociedad. Es la capacidad de gestionar eficientemente los recursos lo que debe medir el tamaño del Estado, proporcionalmente a las necesidades de la población. En República Dominicana, existen áreas críticas, como la salud y la educación, por lo que es fundamental que el Estado no solo garantice el acceso, sino también la calidad. Un Estado que interviene de manera estratégica y eficaz puede actuar como motor del desarrollo, garantizando un rumbo claro en todos los ámbitos sociales.

Hacia una sociedad equitativa y sostenible

La meta de lograr una sociedad equitativa y sostenible pasa, inevitablemente, por un sistema tributario que cumpla con sus atributos fundamentales: justicia, transparencia y eficacia. Los tributos deben dejar de ser vistos como una carga, y convertirse en una inversión colectiva en el futuro del país. Para ello, es esencial que el Estado, en su justa medida, se convierta en un facilitador del desarrollo, garantizando que cada peso recaudado se traduzca en beneficios tangibles para todos los ciudadanos.

Solo con una disciplina fiscal basada en estos principios podremos construir un país donde todos los sectores, desde el microempresario hasta el gran industrial, vean en los tributos una herramienta para el progreso, y no una barrera para su crecimiento. En definitiva, unos tributos con atributos son el camino hacia una sociedad más justa, equitativa y sostenible.

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