La isla Hispaniola: Descubrimiento y Colonización

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Por Rafael Baldayac

Una isla es una porción de tierras naturalmente emergidas completamente rodeadas por agua​ Tienen un área menor que un continente y mayor que un islote. El 5 de diciembre de 1492,
un marino español llamado Cristóbal Colón llegó a esta  isla, que luego bautizó como La Española.

Este lote de tierras, que los indígenas la llamaban Quisqueya, actualmente es compartida por dos países
muy distintos, República Dominicana y República de Haití, pero que en ese entonces constituía un solo
territorio, fue el primer lugar del Nuevo Mundo donde los españoles formaron una colonia.

Como tal, sirvió de base logística para la conquista de la mayor parte del Hemisferio Occidental. Colón y
sus compañeros encontraron que la isla estaba habitada por una gran población de amistosos indios
Taínos (Arawacos), quienes les dieron la bienvenida a los exploradores.

En la isla existían grandes yacimiento de oro lo que provocó el asentamiento de españoles, el primero
fue La Isabela fundado en 1943.

Aunque de manera improvisada Colón había estableció un asentamiento en la costa norte, cerca de la
ciudad actual de Cap Haïtien, el cual llamó La Navidad (25 de diciembre). Usó los restos de la
carabela Santa María, que había dado contra un arrecife coralino y zozobrado.

La tierra era fértil, pero de mayor importancia para los españoles fue el descubrimiento del oro que
podía conseguirse por trueque con los nativos, quienes se adornaban con joyas, o extrayéndolo de los
depósitos aluviales de la isla.

Los taínos llamaban a la isla de diversas maneras pero lo más común era Ayti o Hayti (tierra montañosa).

Aunque inicialmente fueron amigables hacia los españoles, estos nativos respondieron violentamente
contra la intolerancia y abusos de los recién llegados.

Cuando Colón regresó a la Hispaniola en su segundo viaje en 1493, encontró que la Navidad había sido
arrasada y eliminados sus habitantes. Pero no era fácil detener el interés del Viejo Mundo en la
expansión y su cruzada de esparcir el Catolicismo; Colón estableció un segundo asentamiento, La
Isabela, más hacia el Este.

Luego de varios intentos de establecer colonias en la costa norte de la Hispaniola, finalmente se
estableció el primer asentamiento permanente en el Nuevo Mundo: Santo Domingo, establecido en la
costa sur. Bajo la soberanía española, toda la isla llevó el nombre de Santo Domingo.

Los indicios de la presencia de oro —la sangre vital del naciente sistema mercantilista— y una población
de nativos tratables que podían usarse como obreros se combinaron para atraer a muchos españoles
durante los primeros años. La mayoría de ellos era simple aventureros que, por lo menos inicialmente,
estaban más interesados en adquirir rápidamente riqueza más que en asentarse en la tierra.

Desde los inicios, las relaciones con los indios, a quienes maltrataban de manera inmisericorde, se
deterioraron. Movidos por las incautaciones de alimentos y otras extorsiones, y los abusos hacia sus
mujeres, los indios se rebelaron pero fueron dominados definitivamente en 1495.

Fue en Santo Domingo que los españoles introdujeron el sistema de repartimiento por el cual
los peninsulares (personas nacidas en España y que residían en el Nuevo Mundo) recibían grandes
concesiones de tierra y el derecho a usar los indios residentes en ellas en las labores.

Los taínos se convirtieron en esclavos de los españoles, obligados a trabajos inhumanos que culminaron
en su total desaparición. El hermano de Colón, Bartolomé, en el 1496 fundó la Ciudad de Santo Domingo y fue nombrado gobernador de la misma.

Santo Domingo se convirtió rápidamente en la más representativa de la Corona Real Española y,
posteriormente, en una ciudad de mucha influencia y poder.

Colón, que gobernó la colonia hasta 1499, intentó poner coto a los abusos más serios a los cuales eran
sometidos los indios prohibiendo las expediciones contra ellos y regulando los impuestos informales
impuestos por los colonizadores, los cuales, por las limitaciones impuestas por estas formas más suaves
de explotación, empezaron a oponerse activamente a Colón.

La isla de La Española permaneció bajo control español hasta 1697, cuando la parte occidental de la isla
se convirtió en una posesión francesa que, en 1804, se transformó en la República de Haití, llamado
“Saint Domingue” por los franceses.

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