El rumor del cuchillo se extendió como una ola de pánico por las calles de Río Los Cocos, presagiando la tragedia que se avecinaba.
Por Valentina Garcia
Samaná, República Dominicana.- El ambiente en Río Los Cocos en la provincia Samaná era denso y sofocante, presagiando la tragedia que se avecinaba. Un rumor sordo recorría las calles, anunciando la presencia de un hombre con un cuchillo en la mano, buscando venganza.
La familia Severino Andújar, ajena a la tormenta que se cernía sobre ellos, se encontraba en su humilde vivienda, compartiendo un frugal almuerzo. De repente, la puerta se abrió violentamente y Yoneiry Eustaquio Miguel irrumpió en la escena, con el rostro descompuesto por la furia.
Los gritos desgarradores de Juana Andújar y Nicolás Severino se mezclaron con el sonido metálico del cuchillo al cortar la carne. La pequeña niña, testigo del horror, solo pudo atinar a llorar y suplicar por su vida.
En un instante, la casa se convirtió en un macabro escenario de muerte y dolor. Los cuerpos de los ancianos yacían sin vida en el suelo, mientras que la niña, bañada en sangre, era trasladada de urgencia al hospital.
En un intento por justificar sus actos, el imputado alegó que la familia Severino Andújar había vendido a un hermano suyo en Haití para prácticas de brujería. Una versión que aún no ha sido corroborada por las autoridades.
Mientras en las venideras horas, Eustaquio Miguel, quien fue apresado en la casa de su padre horas después de cometer el hecho, será entregado al escrutinio del Ministerio Público para que encare la balanza de la justicia por este crimen que ha estremecido el alma de la comunidad de Río Los Cocos de Samaná y ha dejado en vilo a toda la provincia."
Entretanto, la niña de siete años, (nieta de los fallecidos) batallando por su existencia en un recinto sanitario de la provincia María Trinidad Sánchez, reposa en la penumbra de un estado incierto luego de someterse a una delicada danza de bisturíes.