En los pasados 20 años, la sociedad dominicana optó por una reforma en salud tipo “Torre de Babel”. Se crearon decenas de órganos públicos que profieren y actúan en lenguas distintas. Que muchas veces colisionan y retrasan buenas acciones.
La solución a este babelismo institucional, atraviesa por implantar el barómetro de gobernabilidad como herramienta de la Estrategia Salud 2030.
Luis Abinader y Raquel Peña en la pandemia Covid 19, lo demostraron. Tuvieron la virtud de sintonizar todo el sector, en la misma longitud de onda. En esencia, así debe expresarse la Estrategia Salud 2030 para robustecer la gobernabilidad que proteja la salud y la vida.
Si pretendemos mejorar la salud, todo el sector debiera esgrimir un sólo discurso, acciones concurrentes y proyectos comunes de impacto, derivados de una visión compartida. El barómetro será decisivo para enfilar líneas discursivas y acciones muchas veces opuestas, de más de 70 entidades públicas de salud.
La variación de intereses y códigos en gestión en salud y seguridad social, entorpece la convergencia entre liderazgos. Lo que se impone es una concurrencia de acciones que cumpla la lista de buenas intenciones que todo el mundo recita de memoria. El secreto no está en la lista, sino en la estrategia para implantarla.
Por eso, lleva razón la política pública del ministerio de salud de sumarse a 150 organizaciones a formular el Plan Estratégico Salud 2030. Una agenda estratégica oficial es más que una carta de propósitos o lista de deseos basados solo en magnitud, severidad y vulnerabilidad.
Los planes decenales tradicionales se ocupan de controlar enfermedades. La Estrategia Salud 2030, se enfoca en la salud como medio, escenario y fin del desarrollo. Es decir, se ocupa en el mejor sentido de Amartya Sen, que los dominicanos acumulen diversas capacidades para habitar en libertad y calidad de vida, barrios, ciudades y municipios.
Entre todos, definiremos estrategias y proyectos de gobernabilidad. Mediremos gobernanza, para también considerar inclusión, economía, ambiente y cambio climático. Pilares vinculados a la calidad del marco regulatorio, articulación, participación, efectividad en la rectoría, transparencia y rendición de cuentas.
La gobernabilidad en salud que aspiramos se define por la articulación pública, privada y comunitaria para implantar políticas públicas, regulaciones y sistemas de gestión que faciliten que la población ejerza su derecho a la salud.
Necesitamos un sector salud sin caciques. Que distribuya poder sin confundir funcionarios con el órgano estatal que dirigen. Importa, lograr un Estado social y democrático de derecho. Garantizar instituciones que actúen con ética, transparencia y eficacia al servicio de una sociedad participativa y corresponsable de sus niveles de salud.