Funcionario del gobierno abatido en un asalto en Puerto Plata"

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Michel Vasquez Gonzalez

En una tarde lúgubre, Michelle Vásquez González, jefe de Transportación de Coraapplata, fue abatido a tiros frente a su hogar. El manto oscuro de la violencia se cierne sobre Puerto Plata.

Valentina Garcia

Puerto Plata, República Dominicana – Un lúgubre episodio ha teñido de tragedia el tranquilo rincón de San Felipe en Puerto Plata. El siniestro asalto perpetrado por dos jinetes de la muerte, abrazados a los demonios de una motocicleta, ha cobrado la vida del infortunado Michelle Vásquez González, encargado de Transportación de la Corporación de Acueductos y Alcantarillados de Puerto Plata, conocida como Coraapplata.

El fatídico suceso, ocurrió frente a la morada de Vásquez, enclavada en la calle Pedro Clisante, testigo mudo de los siniestros designios del destino. Los ecos de disparos rompieron la quietud vespertina, sumiendo a la comunidad en un estado de conmoción y desasosiego.

Los asaltantes, hábiles ladrones de vidas y esperanzas, no solo le arrebataron la existencia al funcionario, sino que, desprovistos de toda humanidad, le despojaron de sus pertenencias antes de evaporarse entre las sombras.

La noticia de tan execrable crimen fue transmitida por el periodista Hugo Gómez al Diario Cibao, quien describió los hechos que tiñeron de sangre y desolación el pacífico rincón dominicano.

La Policía Nacional, consciente de la importancia de esclarecer tan espantoso suceso, ha desplegado un exhaustivo operativo en múltiples sectores de Puerto Plata. La búsqueda implacable persigue desentrañar los oscuros hilos que conducen a los responsables de tan abominable acto.

Las miradas de la comunidad se encuentran veladas por un manto de tristeza y desamparo. El legado de Michelle Vásquez, incrustado en el servicio público, ahora es un doloroso vacío que perdurará en la memoria de quienes conocieron su loable labor en Coraapplata.

El destino de Puerto Plata, conmovido por este acto atroz, clama por justicia, por la identificación de los culpables que, como sombras impunes, acechan en los recovecos de la ciudad. La vida del encargado de Transportación se apagó prematuramente, dejando en su estela una comunidad sumida en el lamento y la incertidumbre.

Mientras el sol se oculta tras el horizonte, Puerto Plata se estremece y guarda luto por la partida de uno de sus hijos. El nombre de Michelle Vásquez González quedará inscrito en el catálogo de aquellos que, sin merecerlo, fueron arrebatados por las manos crueles de la delincuencia.

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