Pasado un mes del cambio de gobierno, se vislumbra hacia dónde iremos. Las señales enviadas predicen lo que puede llegar con el cambio. Las designaciones de funcionarios y las declaraciones juradas de bienes hacen pensar que tendremos un camino donde no será el pueblo el protagonista, sino la oligarquía dominicana. Sería bueno preguntarse si el cambio va derechito hacia las privatizaciones.
La expresión “se le vio el refajo” se utiliza cuando existe la intención de una persona hacia lo demás. Eso está ocurriendo en actualidad con el gobierno del cambio de Luis Abinader.
En medio de un sin número de crisis, se anuncian proyectos de infraestructura que no están a tono con nuestra realidad del momento.
La emisión de bonos por 3,800 millones de dólares dicen muy claro que estamos quebrados, “el Chapulín Colorado” tendrá que hacer su presencia porque ahora si es verdad que “el gas pela”.
El tema corrupción e impunidad será la clave para justificar cualquier acción deba hacerse porque se lo han robado todo, según la versión oficial. Hacer propuestas públicas – privadas estará a la orden del día, la oligarquía se están frotando las manos.
Nos pondremos a tono con lo que sucede en Chile?
Chile es la nación llamada el paraíso de los países latinoamericanos, lo que ha sucedido allí con la privatización nos llama la atención.
La ola privatizadora está en recorriendo América Latina. Y sin lugar a dudas, en Chile es donde más ha mostrado sus bondades.
Chile realizó su proceso de privatización entre 1973 y 1990, período en el que no sólo puso en manos de inversionistas privados las empresas estatales existentes, sino los servicios de salud, la educación y la vivienda pública y las telecomunicaciones, según el periódico El Tiempo.
El anuncio de que Omsa y la Opret serían las primeras entidades en operar bajo modalidad alianza público – privada, deja ver hacia donde iremos pues en los pocos días del gobierno del cambio. Ya llegan la señales que veíamos en el horizonte. Que se prepare el pueblo a recibir los fuetazos inclementes del capitalismo. Nos queda la pregunta: Se acabó el populismo?