¿Dónde sepultaremos los restos de la razón?

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El hábito de razonar está agonizando ante el desenfrenado mundo artificial que lo

suplanta ¡Cuidado!.

Cada vez cobra más sentido la profecía de aquellos dibujos animados que veíamos en nuestra infancia: Los Supersónicos. Sus extrañas predicciones de medio siglo atrás son hoy parte de nuestra realidad, hablamos de la inteligencia artificial. Esta tecnología progresa como una seductora que llama la atención con cada paso que da, vistiendo una capa de gloria y atrayéndonos con un sutil guiño. Estamos adoptando con plena confianza a esta entidad aún desconocida, que se presenta con una apariencia inocente para aplacar algunos rumores sobre el declive del intelecto humano.

Antes de cruzar esta frontera, es esencial crear la mezcla perfecta de conocimiento y comprensión del lenguaje, así como entender sus límites. ¿Hasta qué punto está la humanidad preparada para la inteligencia artificial? Debemos mirar más allá de la curva de los algoritmos y cuestionarnos si nos están conduciendo hacia un abismo artificial o simplemente siguen un camino. Y si continúan, ¿hacia dónde nos llevarán? La idea es sencilla: debemos quitarnos las vendas y considerar los perjuicios que esto puede tener en la autodeterminación del pensamiento y nuestra cultura. Aunque nuestra cultura está en constante evolución, los cambios deben ajustarse al nivel de preparación que tengan las personas para asimilarlos.

¿Qué dejará la inteligencia artificial a la razón, al pensamiento y a la biomecánica de nuestro cuerpo?

La inteligencia artificial nos ofrece avances significativos que podrían colaborar con nosotros, pero no debe reemplazar de forma definitiva el potencial del cerebro humano. Debemos estar alerta debido a la magnitud de estos avances, que intentan reducir en tiempo y espacio nuestras capacidades, incluso disminuyendo lo que ya había logrado nuestro cerebro. La batería de nuestro juicio y cuerpo se está agotando, ya que la mayoría de nuestras acciones dependen de un comando que se dirige directamente a las computadoras. Por ejemplo, con un simple clic, podemos obtener comida caliente o acceder a cualquier contenido multimedia.

Si necesitamos ir a algún lugar, contamos con la ayuda de dos aplicaciones llamadas Google Maps y Waze. Y si el camino se vuelve complicado, tenemos dos asistentes de voz amigables llamados Siri y Alexa, entre los que puede elegir. Como pueden ver, el destino de nuestra sabiduría colectiva ya estaba en peligro, y ahora enfrentamos un viento aún más fuerte, ya que se acercan dos personajes sospechosos, Chatgpt y Dall-E 2, que han sido considerados como una amenaza por sus propios creadores. Esta amenaza podría llevar a la autodestrucción humana si no se regula adecuadamente su uso.

La idea que queremos promover es la convergencia entre el aporte de la inteligencia artificial y la comprensión que tiene la inteligencia humana para integrarla. No buscamos quedarnos atrás, sino avanzar paso a paso, ya que apresurarnos podría representar un riesgo que conduzca al entierro de la razón en el olvido.

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