Un rincón de sabiduría y arte en Santiago de los Caballeros celebra siglo y medio de historia, desde sus humildes inicios hasta su grandeza cultural contemporánea.
Por Valentina Garcia
En la vasta penumbra de la historia, donde las sombras del olvido acechan cada rincón, existe un faro de conocimiento que se ha mantenido encendido durante siglo y medio: el Ateneo Amantes de la Luz. Fundado el 4 de junio de 1874 por el ilustre educador, periodista y poeta Manuel De Jesús Peña y Reynoso, este baluarte de la cultura y la educación ha sido testigo de los grandes cambios que han forjado la identidad de Santiago de los Caballeros y, por extensión, de toda la República Dominicana.
Esta noche, en el salón Profesor Federico Izquierdo, un rincón donde las palabras se hacen inmortales y las ideas florecen como en un edén, se llevó a cabo la ceremonia de celebración del 150 aniversario de su fundación. La cita fue en la emblemática esquina de la avenida 27 de Febrero con la Calle España, un cruce de caminos que, al igual que el Ateneo, ha visto pasar generaciones enteras.
Encabezando este homenaje de palabras y memorias estuvo José Rafael Abinader Corona, en representación de su hermano, el presidente Luis Abinader.
Carlos Manuel Estrella, actual presidente de la entidad, fue el encargado de llevar la antorcha de la narrativa a través de la historia del Ateneo. Con voz firme y mirada nostálgica, recordó los momentos cumbre y los personajes ilustres que han dejado su huella en este templo del saber. Estrella subrayó cómo, en sus 150 años de vida, el Ateneo ha sido una luz guía en tiempos de oscuridad y un refugio para aquellos que buscan el conocimiento y la verdad.
La ceremonia contó con la presencia de personalidades destacadas de Santiago, cuya sola mención bastaría para llenar de orgullo a cualquier crónica: la Gobernadora de Santiago, Rosa Santos; el alcalde Ulises Rodríguez; Monseñor Freddy Bretón; el senador electo de Santiago, Daniel Rivera; rectores de universidades y centros educativos; promotores culturales y otras figuras influyentes.
En el ambiente flotaba una especie de magia ancestral, un eco de las voces de aquellos que alguna vez cruzaron las puertas del Ateneo en busca de inspiración y aprendizaje. Entre los discursos y las ovaciones, se percibía una sensación de continuidad, de que la llama encendida por Peña y Reynoso sigue ardiendo con la misma intensidad que en sus inicios.
La celebración de esta noche no fue solo un recordatorio del pasado, sino una promesa de futuro. Como un río que sigue su curso, el Ateneo Amantes de la Luz continúa fluyendo, llevando consigo las esperanzas y los sueños de nuevas generaciones. En sus paredes de ladrillo y sus pasillos de historia, resuena el compromiso de seguir siendo un faro de luz en el horizonte del conocimiento.
Así, bajo el manto de la noche santiaguera, entre aplausos y reminiscencias, se selló una vez más el pacto de perpetuar la labor de este insigne bastión cultural. Porque en el Ateneo Amantes de la Luz, la oscuridad nunca tiene cabida y la llama del saber nunca se apaga.