En un crimen que conmociona a Cotuí, los enigmas rodean el destino de una joven acosada por su pasado.
Por Valentina Garcia
Sánchez Ramírez, República Dominicana.- En un escenario donde el silencio pesa más que las sombras de la noche, la vida de Yennely Andreina Duarte, una joven de apenas 18 años, se apagó entre susurros de misterio y estocadas mortales. El Callejón La Joya, del Distrito Municipal Quita Sueño, en el municipio de Cotuí, se ha teñido de luto y desconcierto tras el salvaje crimen que ha arrebatado a esta comunidad la inocencia de su juventud.
Residente en San Francisco de Macorís desde hacía 4 meses, Yennely se convirtió en víctima de un destino macabro que la condujo a un final prematuro y violento. Su cuerpo, ahora frío y sin vida, yace en la morgue del hospital San Vicente de Paúl, mientras los forenses buscan en sus heridas las respuestas a un enigma sin resolver.
Con más de quince cortes profundos marcando su piel, la joven ha dejado tras de sí un rastro de dolor y desconcierto. Sus seres queridos, sumidos en la desesperación, claman por justicia mientras exigen respuestas a un interrogante que devora sus corazones: ¿quién segó la vida de Yennely?
Entre lágrimas y lamentos, los familiares de la víctima alzan su voz para demandar una exhaustiva investigación que arroje luz sobre este horrendo crimen. Una amiga, señalada como la última persona en ver con vida a Yennely, se convierte en el foco de sus sospechas. Desde el momento en que esta joven la recogió en su hogar anoche, la sombra de la duda se ha cernido sobre su destino, alimentando la incertidumbre y el temor.
"Fue una amiga que fue a buscarla a ella a su casa y esa es la primera que hay que buscarla para saber qué pasó, porque si ella fue a buscarla a su casa y después de ahí fue que mi sobrina apareció muerta, pues ella es la primera que tiene que aparecer para que nos dé explicaciones de lo que pasó”, expresó una tía de la joven, entre sollozos y miradas llenas de angustia.
Los detalles macabros del crimen revelan una crueldad sin límites. Yennely no solo fue atacada en su integridad física, sino que también sufrió heridas en las zonas más íntimas de su ser. Un oscuro pasado, marcado por el acoso de un exnovio, se erige como una sombra en el horizonte de la investigación, aunque los lazos con este oscuro episodio aún no han sido confirmados.
En medio del dolor y la incertidumbre, la comunidad de Cotuí se aferra a la esperanza de encontrar respuestas que calmen sus corazones desgarrados. Mientras tanto, el Callejón La Joya guarda en su silencio los secretos de una noche fatídica que ha dejado a una familia rota y a una joven promesa truncada en el umbral de la vida.