Por Jordi Veras
Hace un tiempo publicamos en el Semanario Camino un artículo titulado “A quienes han perdido la fuerza”, donde abordamos el creciente impacto de los problemas de salud mental. Reflexionamos sobre cómo esta realidad ha ido calando en nuestra conciencia a través de historias que conocemos por los medios y, sobre todo, por experiencias cercanas.
Ojalá que la salud mental fuera tratada con mayor seriedad por parte del Estado. En nuestro país existe un déficit evidente en esta área. Muchos de quienes padecen trastornos mentales no pueden costear tratamientos que incluyen terapia psicológica, psiquiátrica y medicamentos. Si ya es difícil para alguien con recursos, imaginemos lo que representa para una persona en situación económica precaria enfrentar una depresión severa.
Como sociedad, necesitamos transformar un sistema que todavía estigmatiza estas condiciones. Nuestra humanidad y empatía se miden por la capacidad que tengamos para responder con compasión y responsabilidad a este sufrimiento que afecta a hombres y mujeres, jóvenes y adultos.
En aquel artículo mencionamos:
"A quienes hoy luchan entre su mente y su corazón, les decimos que, además de buscar ayuda profesional, no descuiden el aspecto espiritual. La fe, una guía, o una persona que viva las Escrituras, puede ser un faro en medio de la oscuridad."
También señalamos que deben estar atentos a señales como la pérdida de interés en el trabajo, el desgano en las actividades cotidianas o el cansancio constante. Hay que buscar ayuda, sin temer al juicio ajeno. Los prejuicios y la soberbia solo agravan el problema.
Tengamos una fe viva, con la certeza de que, aunque nos sintamos inmóviles, hay palabras que alientan. Como dice Deuteronomio 31:8: “El Señor va delante de ti; él estará contigo; no te dejará ni te desamparará; no temas ni te intimides.”
Desde la ciencia, un informe del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC) alerta sobre la salud mental de los dominicanos. Según la OMS, el 4.7% de la población sufre depresión, una de las principales causas de suicidio en el país. Expertos del INTEC destacan que el incremento de casos refleja una sociedad bajo estrés, presión social y una alta exposición a las redes sociales, especialmente entre jóvenes.
La psicóloga clínica Maricécili Mora recuerda: “La depresión no es solo tristeza. También puede ser irritabilidad, insomnio, falta de energía o apatía. Muchas veces pasa desapercibida, incluso para quien la padece.”
Por eso abordamos este tema desde tres enfoques: humano, clínico y espiritual. Porque de los tres depende quien hoy libra una dura batalla mental. Y a quienes no la padecen, recordamos: nadie está exento. Podría ser su familiar, su amigo, o incluso usted. No les den la espalda. Escúchenlos, abrázenlos, y anímenlos a buscar ayuda integral.





