En Santiago se tejen rumores sobre cambios en el gobierno. La incertidumbre flota en el aire mientras se especula sobre los destinos de los funcionarios públicos.
Por Valentina Garcia
En la brumosa aurora de Santiago, la ciudad despierta a la música de los rumores. En cada esquina, en cada plaza, la gente susurra nombres, destinos y cargos, como si cada palabra pudiera moldear el porvenir. La reciente reelección del presidente Luis Abinader, el 19 de mayo, ha avivado las llamas de la especulación en esta provincia cargada de historia y esperanza.
En confidencias susurradas entre las vetustas paredes de Santiago, las voces conocedoras del entramado político revelan los destinos inciertos de quienes partirán y de aquellos que anhelan quedarse.
Entre los que podrían conservar sus puestos, destaca el ingeniero Andrés Burgos, el diligente director de la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santiago (Coraasan). Burgos, un hombre de semblante austero y manos de labriego, ha librado una batalla titánica contra el reloj y las aguas torrenciales que azotaron la provincia en las últimas semanas. Su labor para restablecer el servicio de agua, afectado por la salida de varios acueductos, ha sido un testimonio de su incansable dedicación y pericia.
No tan claro es el destino del gerente general de la Empresa Distribuidora de Electricidad del Norte (Edenorte), Andrés Cueto. Envuelto en un misterio tan espeso como la niebla matutina, ni siquiera los más cercanos al corazón palpitante del poder en la República pueden confirmar su continuidad o reemplazo. Para muchos santiagueros, Cueto representa la eficiencia y el compromiso, atributos demostrados en su gestión. Pero para otros, su nombre evoca la sombra de los incrementos en las facturas energéticas que han agobiado al Cibao en los últimos cuatro años. En esta encrucijada de opiniones, su destino pende de un hilo invisible.
En contraste, la figura de Rosa Santos, la gobernadora provincial nombrada el 16 de agosto de 2020, brilla con la seguridad de la cercanía al presidente Abinader. Considerada una persona de confianza, su confirmación en el cargo parece ser un hecho sellado por fuentes bien informadas. Santos, con su porte sereno y voz firme, ha navegado las aguas turbulentas de la administración con la gracia de una veterana del arte de gobernar.
Sin embargo, no todos los nombres son sinónimo de continuidad. Rafael Antonio Almonte Guzmán, conocido en las calles y los campos como Don Fello, director del Instituto del Tabaco de la República Dominicana (INTABACO), enfrenta el probable final de su mandato. Nombrado al inicio del gobierno de Abinader mediante el decreto 339-20, su futuro ahora yace en la balanza de los cambios venideros.
Así, en el umbral de un nuevo capítulo, Santiago respira en espera. Los rostros de la gente reflejan una mezcla de ansiedad y esperanza, enredados en el tejido de rumores y certezas. La reelección de Abinader no solo ha renovado un mandato, sino también ha encendido una danza de nombres y destinos, una coreografía de poder y servicio que definirá el curso de esta ciudad legendaria.