Diario Cibao por Carmelo Julio Barro. Fernando Peña es un periodista de vanguardia, dueño de una de las plumas más prolíficas y profundas. En estos momentos el comunicador parece navegar contra la corriente popular.
Es uno de los pensadores más acabado del pensamiento socialdemócrata que hoy postula una férrea defensa a las directrices partidaria y su presidente Miguel Vargas Maldonado.
Fernando, un peñagomista de capa y espada, proclama a viva voz la necesidad de que el partido blanco se reencuentre con sus orígenes y diseñe un proyecto de futuro.
La reingenieria que plantea el periodista y comunicador sienta sus bases en enterrar el hacha del odio y abrir puertas y ventanas a una concertación entre las fuerzas que en el pasado y presente se han cobijado bajo los postulados del líder ido a destiempo.
Hoy periodistas y comunicadores perredeistas han imitado al avestruz en su singular método de rehuir a compromisos y responsabilidades partidarias. Fernando levanta la bandera y clama por la articulación de un ejercito para la próxima batalla.
Esta última prevención parece una misión casi imposible porque los viejos y nuevos liderazgos perredeistas tienen en su entorno advenedizos contrarios a los principios que sustentan el peñagomismo.
Pero, esto no reduce el entusiasmo de Fernando que se niega a que sea colocado un epitafio en el futuro del partido blanco.
Paradojas de la vida hoy que el PRD junto al PLD encabezan un gobierno de unidad programática a Fernando Peña se le a negado un espacio en el mismo, y sin embargo Paniaguados accedan por diferentes vías al estado.