Por: Julio César García Mazara, MA
La reciente visita del presidente ucraniano Volodímir Zelensky a la Casa Blanca ha dejado un sabor amargo y un análisis inquietante sobre el futuro de las relaciones entre Ucrania y Estados Unidos. El análisis revela no sólo los errores tácticos de Zelensky, sino también las implicaciones potencialmente catastróficas para Ucrania en un momento crítico de su historia.
La primera gran lección que se desprende de esta negociación es la importancia de entender el contexto y las reglas del juego. Zelensky, al llegar a la Casa Blanca, parece haber subestimado la firmeza de la postura de Donald Trump, quien dejó en claro que su prioridad era Estados Unidos. Zelensky, al intentar dictar las condiciones, no solo perdió la oportunidad de establecer un diálogo constructivo, sino que también se expuso a la dureza de un negociador experimentado que no está dispuesto a ceder ante presiones externas.
Una de las fallas más notables de Zelensky fue su incapacidad para mostrar gratitud. En un entorno donde las relaciones personales y el reconocimiento juegan un papel crucial, el presidente ucraniano no logró satisfacer la necesidad de Trump de ser elogiado por su apoyo previo. Aquí se revela una lección fundamental sobre la psicología de la negociación: la necesidad de construir alianzas y no simplemente tratar de imponer demandas. La falta de reconocimiento a los esfuerzos pasados de Estados Unidos podría haber cerrado la puerta a futuras colaboraciones y asistencia.
El tercer error, y quizás el más revelador, fue la subestimación del papel del vicepresidente J.D. Vance. En una negociación, no solo se deben considerar los principales actores, sino también aquellos que pueden influir en el resultado. La dinámica de “dos contra uno” que se presentó en esta ocasión puso a Zelensky en una posición vulnerable, donde sus intentos de ganar terreno fueron rápidamente neutralizados. Ignorar la influencia de Vance fue una jugada arriesgada que podría haber tenido consecuencias más amplias de lo que se anticipaba.
Lo que está en juego es monumental. La percepción de que Estados Unidos podría estar inclinándose hacia una postura más conciliadora con Rusia, en detrimento de su apoyo a Ucrania, es alarmante. Esta situación no solo podría aislar a Ucrania en el ámbito internacional, sino que también podría dejarla sin los recursos militares necesarios para enfrentar una guerra que ya ha cobrado miles de vidas y ha devastado su territorio.
Las lecciones aprendidas de esta negociación fallida son claras: para sobrevivir y prosperar en un entorno geopolítico complejo, Ucrania necesita revisar su estrategia de negociación y adaptarse a las realidades del poder. La construcción de relaciones sólidas y la comprensión de las dinámicas de poder son esenciales para asegurar el apoyo necesario en tiempos de crisis.
El fracaso de Zelensky en la Casa Blanca no es solo un revés temporal; es un llamado urgente a la reflexión y al cambio de estrategia. Si Ucrania no puede adaptarse rápidamente
y encontrar una forma de reconectar con sus aliados, el futuro del país podría verse comprometido de manera irreversible. La historia nos ha enseñado que en la política internacional, cada encuentro cuenta, y cada error puede tener repercusiones de largo alcance.