Cumplamos con nuestra misión

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Todos los 18 de octubre de cada año la iglesia Católica celebra a nivel internacional el Día Mundial de las Misiones, recordándonos que debemos cumplir con nuestra misión en el mundo.

En esta ocasión el papa Jorge Bergoglio, Francisco cariñosamente, nos recuerda la celebración evocando al profeta Isaías, en el capítulo 6, versículo 8, en cuyo texto DIOS hace una llamada de amor mediante la pregunta: a quien enviare, y el apóstol responde: aquí estoy, mándame.

Sin embargo, en la actualidad, en la realidad de la vida, y aun en medio de la crisis sanitaria que padecemos, pocos escuchan ese llamado, y pocos los que están dispuestos a servir a los demás desinteresadamente.

En su mensaje de esta ocasión, el pontífice expresa que DIOS deseas misioneros comprometidos con el evangelio, abiertos, que no se queden nada más en las acciones internas de los templos y parroquias, sino que se involucren en el día a día de las comunidades, escuchando y acompañando a las familias, a los que sufren todo tipo de carencias, y a los marginados por los poderes económicos y políticos, contrario al mandato de Dios.

El capitalismo salvaje que hoy vivimos, creado desde hace más de un siglo por el hombre, es sin duda alguna, una epidemia peor que el COVID 19, y que muchas veces nos impide cumplir nuestra misión en el mundo. Una razón válida para pensar de esta manera, es que cuando se tenga finalmente lista la vacuna a fin de curar la enfermedad, millones de personas no tendrán acceso a la misma por que las fuerzas del mercado determinarán quien o quienes podrán vacunarse.

Por encima de las potencias, debemos cumplir con nuestra misión

 A las grandes potencias del planeta solamente les interesa el control absoluto del dinero, de las riquezas, y por consiguiente, el control económico y político de los pueblos, los cuales siguen ese mismo modelo en sus respectivos países.

El capitalismo en si no es malo; malo es que sus principios se utilizan para desunir a la humanidad, y esa no es la misión que espera el Dios en el cual creemos.

Empresarios, políticos, religiosos, trabajadores, profesionales, científicos, estudiantes, dirigentes y líderes: todos somos llamados a realizar una misión que tenga por norte, construir la sociedad ideal que soñamos.

Soñar nada cuesta, aunque las tendencias del mundo actual nos indican que nos encaminamos hacia una destrucción irreversible de la humanidad, si desde ahora no tomamos conciencia necesaria y actuamos a tiempo.

Todas las crisis que padecemos en el presente confluyen entre sí, creadas por el mismo hombre. Las mismas nos presentan también nuevas oportunidades a fin de que los humanos nos reinventemos, y actuemos en consecuencia, para crear y preservar una civilización basada en el Amor de Dios.

No nos queda otro camino, estamos comprometidos a trabajar juntos por ese objetivo. Cumplamos con nuestra misión.

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