Cántico de reclamos en Las Charcas: Autoridades prometen luz y paz en medio de la tormenta de problemas

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En un rincón olvidado de Santiago, la comunidad de Las Charcas clama por justicia ante el estruendo de motociclistas, la oscuridad de sus calles y la lucha contra la delincuencia.

Por Valentina Garcia

Santiago, RD

En las entrañas del Proyecto Habitacional Las Charcas, al sur de Santiago, se gestó una reunión que resonará en la memoria de sus moradores. La atmósfera cargada de reclamos y desesperación se mezclaba con el calor tropical que envolvía a Santiago, República Dominicana.

Los habitantes, hartos de convivir con los estruendosos rugidos de motociclistas que desafían la paz del lugar, la invasión auditiva de la música a todo volumen, la penumbra de calles desprovistas de iluminación y la amenaza constante de atracos, decidieron tomar cartas en el asunto.

Danilo Martínez, presidente de la Junta de Vecinos Nuevo Renacer.

En un escenario de esperanza y desencanto, la Junta de Vecinos Nuevo Renacer, encabezada por el incansable Danilo Martínez, convocó a una reunión con autoridades policiales y funcionarios gubernamentales. Entre ellos, la ingeniera Angela Jaquez del Ministerio del Interior y Policía, y el imponente teniente coronel Oscar Ureña, comandante del departamento La Otra Banda al Sur de Santiago.

Las demandas de la comunidad eran variadas y contundentes: la eliminación de los molestos ruidos de motocicletas, la prohibición del estridente parqueo de camiones gigantes, la corrección de las inconductas de niños malcriados que deambulaban por las calles y la confrontación directa con los temidos atracos.

Además, se alzaba la voz de la comunidad para erradicar los puntos de drogas que socavan la paz de Las Charcas y la urgente necesidad de un cuartel en la localidad. Los moradores, en su desesperación, buscaban respuestas y acciones concretas.

La reunión, llevada a cabo el pasado lunes en la noche en la modesta morada de Martínez, se convirtió en el escenario de promesas y compromisos. La ingeniera Jaquez, con la mirada llena de determinación, se comprometió a gestionar la iluminación de las calles del Proyecto Habitacional Las Charcas a partir de la próxima semana. Mientras tanto, el comandante Ureña, con su presencia imponente, prometió apresar a los ruidosos, prohibir el parqueo desmesurado de camiones y proporcionar una asistencia policial más efectiva.

Sin embargo, en medio de las promesas y gestos de apoyo, una tensión latente se deslizó entre las palabras. El teniente coronel Ureña, en un desahogo sincero, expresó su frustración ante la realidad de que, en ocasiones, eran los líderes de juntas de vecinos quienes intervenían para gestionar la entrega de motocicletas retenidas a los infractores ruidosos.

Esta queja desató un momento álgido cuando el ex presidente de la Junta de Vecinos Nuevo Renacer, Ramón Baret, señaló al oficial con su dedo índice en un gesto desafiante. Exigió que el coronel Ureña identificara por nombres a los dirigentes comunitarios que intervenían en el proceso de liberación de motocicletas, desatando así un enfrentamiento verbal que añadió más drama a la noche tropical de Las Charcas.

En ese instante, entre sombras y reclamos, la comunidad de Las Charcas se enfrentaba a sus males, decidida a no sucumbir ante la oscuridad que amenazaba su paz. La lucha apenas comenzaba en un rincón olvidado de Santiago, donde la esperanza se aferraba a la voluntad de cambio.

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