Villa Tapia, Hermanas Mirabal. – En medio de profundo dolor y honores militares, fue sepultada Alba María Altagracia Montero Rojas, capitana del Ejército de la República Dominicana (ERD) y víctima número 236 de la tragedia ocurrida en la discoteca Jet Set. La oficial falleció tras permanecer 46 días ingresada en un centro médico, luchando por su vida.
El sepelio se realizó en el cementerio municipal de Villa Tapia, su pueblo natal, donde familiares, amigos y decenas de militares le dieron el último adiós. Entre lágrimas, sus parientes prometieron velar por las tres hijas que deja huérfanas, de apenas 4, 5 y 10 años.
Durante la ceremonia, la madre de la capitana recibió la bandera dominicana como símbolo del servicio que su hija brindó a la nación. La banda militar tocó piezas solemnes mientras sus compañeros disparaban al aire en señal de respeto y despedida.
La tragedia también cobró la vida del esposo de Alba María, el capitán Randy Alexander Rodríguez, y de cuatro parientes cercanos. Una pérdida irreparable para su familia y para las Fuerzas Armadas.
Alba Montero fue una mujer pionera: a los 29 años se convirtió en la primera oficial femenina en dirigir un centro penitenciario del ERD, labor que desempeñó con orgullo y compromiso social. Licenciada en Ciencias Militares, con 15 años de servicio, también era emprendedora y madre dedicada.
A través de sus redes, promovía su tienda de accesorios infantiles, mostrando una faceta humana y creativa fuera del uniforme. Su vida, marcada por el deber, el sacrificio y la superación, deja un legado de valentía e inspiración.
Villa Tapia no solo despide a una hija ejemplar, sino a una heroína que vivió para servir y murió entre los escombros del infortunio.
