La prudencia periodística se impone ante la contienda del Consejo de Desarrollo Estratégico de Santiago, revelando dinámicas internas y la unificación del empresariado en torno a Fondeur.
Por Juan Bonilla
Desde la distancia, y fiel a mi labor periodística de reportero, mantuve una postura de cautela y neutralidad ante las recientes elecciones del Consejo de Desarrollo Estratégico de Santiago (CDES).
No emití opiniones, pues mi compromiso es difundir la información sin juicios de valor, especialmente en un resultado tan ajustado que, en retrospectiva, no debería sorprender a nadie: el industrial Ricardo Fondeur fue reelegido con 37 votos, superando los 33 del empresario Sandy Filpo .

Tras la contienda, considera que el empresario Filpo se vio en una encrucijada con su aliado, Reynaldo Peguero . Observé a Reynaldo obnubilado y obsesionado durante la campaña, desafiante y lanzando denuncias casi a diario.
Desde mi perspectiva, su estrategia resultó contraproducente para Filpo, pues lo único que logró fue unificar el voto a favor de Fondeur, transformando la elección en un desafío para su sector. Reynaldo, quien acumuló un gran poder durante más de 20 años como director ejecutivo del CDES, fue destituido hace unos meses por la Junta Directiva presidida por Fondeur.
La composición de los votos no sugiere una división significativa en el CDES ni en la dirección empresarial de Santiago. A pesar de su diversa membresía, el CDES mantiene un perfil empresarial marcado.
Percibo que la inmensa mayoría de los votos de Sandy Filpo provinieron de las juntas de vecinos. Esto me lleva a concluir que la cúpula empresarial apoyó en más de un 90 por ciento al industrial Ricardo Fondeur.
Sin importar la institución, la prioridad inmediata tras un proceso electoral competitivo es trabajar por la unidad. En este caso, lo esencial es salvar la imagen, la credibilidad y la fortaleza del CDES.