Familiares, colegas y vecinos lloran la pérdida de dos mujeres ejemplares, mientras la justicia persigue al presunto responsable del accidente.
SAN FRANCISCO DE MACORÍS, República Dominicana — La ciudad despertó este lunes con un dolor compartido y una sensación de incredulidad tras la repentina muerte de dos jóvenes bioanalistas, víctimas de un accidente de tránsito que ha puesto en evidencia tanto la fragilidad de la vida como la urgencia de respuestas por parte de las autoridades.
Anyelissa María Reyes y Ana Angélica del Orbe, ambas profesionales reconocidas en el Centro Médico Siglo 21, fallecieron la tarde del domingo cuando la motocicleta en la que viajaban fue impactada por una yipeta en la carretera que conecta San Francisco de Macorís con la comunidad de Jaya. El conductor del vehículo huyó de la escena, dejando tras de sí un rastro de dolor y desconcierto.
El suceso ha conmovido a toda la ciudad, en especial al sector salud, donde las víctimas eran apreciadas no solo por su competencia profesional, sino también por su cercanía humana. En el caso de Reyes, la tragedia golpea con particular crudeza: deja a tres hijos en la orfandad.
Según informes oficiales, las jóvenes regresaban de una visita al santuario del Niño Jesús, en las montañas de Jaya, donde habían depositado flores como acto de fe. Fue en el camino de regreso cuando la yipeta blanca las embistió.
Durante la madrugada, la Policía Nacional, a través del DICRIM, recuperó el vehículo en un apartamento de la urbanización Caperuza. El automóvil, un BMW blanco, había sido vendido de manera informal por su propietario legal, Marcos Sánchez Telemin, a Carlos Manuel Then Rojas, quien no formalizó la transferencia. Las autoridades sostienen que Then Rojas era quien conducía al momento del accidente, según registros visuales y testimonios.
Una orden de captura ha sido emitida contra Then Rojas, mientras familiares, colegas y vecinos exigen justicia. Entre lágrimas y abrazos, la comunidad de Rivera del Jaya, donde ambas residían, se ha convertido en un espacio de duelo colectivo.
“Eran mujeres de entrega y servicio. La ciudad no será la misma sin ellas”, comentó un allegado durante el velatorio, reflejando el sentimiento generalizado en un lugar que ahora busca respuestas y consuelo.